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“El éxito no es alcanzar dinero o fama. Es alcanzar la tranquilidad que sólo concede el deber cumplido”, Luis Francisco Casas Farfán

Mar 16, 2021 | Sin categoría

En esta nueva entrega del boletín mensual, Generaciones UNAB, destacamos la labor del graduado del programa de Derecho Luis Francisco Casas Farfán, quien además es docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. El año pasado ganó el ‘Reloj Solar’, distinción entregada por la Universidad Autónoma de Bucaramanga que reconoce la labor de los profesores.

Casas Farfán es doctor en Derecho de la Universidad de Alcalá de Henares, magíster en Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad Externado de Colombia con especialización en Derecho Público, Derecho Penal y Docencia Universitaria de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y Derecho Constitucional de la Universidad Libre de Colombia. Ex-magistrado de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria de los Consejos Seccionales de la Judicatura de Bogotá y Tunja, Procurador Judicial II y actualmente coordinador de procuradores judiciales penales de Santander. Además, es autor de los libros Detención y libertad en el sistema procesal penal colombiano, Estados de Excepción y derecho penal y coautor del libro Teoría de la Culpabilidad.

Cuéntenos un poco de su nuevo cargo en la Procuraduría

La Procuraduría Delegada para la Vigilancia Administrativa y Judicial es una dependencia de la Procuraduría General de la Nación, que tiene como finalidad adelantar los procesos disciplinarios contra algunos servidores públicos que tengan rango equivalente o superior al de Secretario General de las entidades que formen parte de la rama ejecutiva del orden nacional, legislativa o judicial, y de la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo, la Organización Electoral, el Banco de la República, la Comisión Nacional de Televisión, las comisiones de regulación de servicios públicos y de otros organismos autónomos del orden nacional.

¿Cuáles han sido los mayores logros que hicieron posible este nuevo cargo?

La responsabilidad y el compromiso con las funciones que se asumen. Antes de ser designado como Procurador Delegado me desempeñaba como Coordinador de Procuradores Judiciales penales de Santander y logramos, como equipo de trabajo, un reconocimiento de nuestra labor en los escenarios de intervención judicial como también al interior de la Procuraduría.

¿Cómo se ha transformado la labor que ejerce durante la pandemia?

Desde que se decretó la emergencia social, la Procuraduría General de la Nación implementó un sistema de trabajo en casa y posteriormente, en la medida en que las condiciones de salud lo han permitido, una alternancia entre trabajo en casa y presencialidad en las oficinas. Estas medidas adoptadas han generado una dinámica distinta a la que tradicionalmente se tenían, puesto que ahora, demandando mayor cantidad de tiempo, se debe tramitar procesos que deben previamente digitalizarse, desarrollar reuniones y audiencias por vía telemática, con los inconvenientes que representa la conectividad para muchas personas. 

¿Cuál fue su primer trabajo al graduarse de la Universidad? ¿Puede contarnos un poco de esa experiencia?

Mi primer trabajo lo obtuve vía concurso de méritos, en décimo semestre.

Se había creado la Fiscalía General de la Nación y en 1994 se convocó a concurso nacional para ocupar los cargos nuevos que se creaban en las fiscalías locales. De esa manera, pude desempeñarme de 1994 a 1998 como técnico judicial del ente instructor. Fue una excelente experiencia en la medida en que tuvimos que asumir enormes cargas laborales, organizar una nueva entidad y actuar de modo tal que se legitimara esa autoridad que empezaba a ser conocida por los colombianos.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que ha tenido que enfrentar en su ejercicio profesional? 

Quizás cuando asumí como magistrado de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria de Boyacá. Recibí un despacho con un inventario de procesos sumamente elevados, un equipo humano que tenía serias diferencias entre sus miembros y, además, una imagen no muy positiva del despacho. En el tiempo que estuvimos al frente de esa dependencia logramos unos de los índices de mayor productividad del país y, no sólo eso, sino que el clima laboral cambió 180 grados y la legitimidad que tuvimos como corporación fue total.


Durante sus años como estudiante en la universidad siempre hay docentes que marcan la vida de los estudiantes, ¿Cuál cree que fue el suyo y cómo esto lo llevó a ser quien es hoy en día?

Son varios nombres que vienen a la memoria. Cada uno de ellos tiene en mí un grato recuerdo y un espacio en mi alma. Profesores grandiosos que ya no están: Laureano Gómez, sin duda, con su sarcasmo inteligente y su manera de ser, nos enseñó la importancia de la disciplina, el rigor intelectual en todo lo que se hace. Heriberto Sánchez, el maestro de la vida, nos mostró la importancia del lenguaje y la historia, no como un compendio de saberes inútiles, sino como los insumos esenciales para saber dónde estamos parados y entender el entorno en que estamos.

Dentro de los hábitos de un profesional de leyes como el estar informado y la lectura crítica, ¿Cuál cree que fue el más importante aportado por la UNAB en sus años como estudiante?

La UNAB tiene un sello: Es una universidad liberal de pensamiento. Esa impronta implica tolerancia, debate, crítica, respeto por la diferencia. Creo que el ambiente universitario que vivimos nos cultivó en esos campos y nos marcó como profesionales.

¿Qué consejo daría a los jóvenes que inician o se encuentran estudiando Derecho?

No soy nadie para dar consejos, sólo le digo que están estudiando una hermosa profesión que tiene una finalidad simple y que a veces pareciera utópica: tener un instrumento racional para resolver los conflictos y lograr unos niveles de justicia en nuestra comunidad.

En la medida en que cada uno se percate de esto tan elemental y, no sólo eso, sino que además luche por lograrlo, podrá sentirse realizado como persona y como profesional. El éxito no es alcanzar dinero o fama. Es alcanzar la tranquilidad que sólo concede el deber cumplido.

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