Una historia de batallas ganadas, así se describe el paso de Sergio Acevedo Gómez por la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Una historia en la que se habla del trabajo que hizo para lograr darle un posicionamiento profesional a la música, con la creación de la Facultad de Música en 1994 y de la Orquesta Sinfónica de la UNAB hace 18 años.
Acevedo Gómez obtuvo su título como director de orquesta en Italia, dirigió orquestas en países como Cuba, Polonia, España y Estados Unidos. Conocer parte de su historia es interesante. Empezó en la Universidad de los Andes a estudiar arquitectura pero, por esas vueltas que da la vida, terminó en la música, por motivación de la maestra Amalia Samper, tengo entendido. Él entró al coro de la Universidad de los Andes por invitación de la maestra, quien lo sensibilizó con la música. Creo que a partir de eso, comenzó a estudiar música formalmente, contó Rafael Suescún Mariño, director del programa de Música de la UNAB.
Su sueño no fue sólo profesionalizar la labor de un músico, también quería llenar el vacío musical que existía en la región y formar una agrupación sinfónica, como lo cuenta Carlos Acosta Dlima, precisamente, una de las conversaciones que teníamos era la de crear o de tener una agrupación UNAB, una organización sinfónica para Bucaramanga y el oriente colombiano, que no existía en ese momento. No era posible que se fuera a acabar el siglo XX sin tener ese tipo de movimiento cultural y así fue, es decir, el maestro Sergio se lo propuso y lo logró, primero a través de la Filarmónica de Santander y luego, cuando la UNAB acogió el movimiento sinfónico, dijo el docente del programa de Música.
Conocido por ser un hombre amante de la lectura, nutría a los estudiantes de esa visión del mundo de la música que él tenía, sobretodo, de la música clásica y los grandes compositores europeos. Acevedo Gómez era riguroso en la forma de trabajar y enseñar, pero también su sensibilidad lo llevó a enaltecer la música.
Sus estudiantes recuerdan su paso como decano de la Facultad de Música, él fue quien diseñó el primer programa académico de la Facultad, también, durante bastante tiempo, asistió a los exámenes de ejecución instrumental, claro, llegó un punto en que la Facultad creció tanto y ya le quedaba muy dificil hacerlo, pero mientras el número de estudiantes fue manejable, él estuvo pendiente de eso. Siempre se preocupó porque la facultad marchara en las mejores condiciones posibles, expresó Álvaro Martín Gómez Acevedo, graduado y docente del programa de Música.
Por otra parte, la carrera profesional de Acevedo Gómez no solo dejó huella en la UNAB, sino también en Bucaramanga. Él tuvo la iniciativa de llevar la música a la ciudad, no esperar a que la ciudadanía fuera a la Universidad a ver los conciertos. Organizó presentaciones de la Orquesta Sinfónica en los parques de la ciudad, en los que él le contaba a los asistentes las historias que habían detrás de cada una de las piezas que estaban en el repertorio, llevando cultura y construyendo tejido social.
Para Gómez Acevedo, actual docente del programa de Música, su legado se refleja en la profesionalización de la música, si no hubiese sido por él, nosotros no hubiésemos tenido la oportunidad de estudiar esta profesión tan seriamente como se nos ofrece con facilidad ahora. El legado de él está presente en el programa de Música y en la Orquesta.
Su convicción, es una de las cualidades que lo describen, según Acosta Dlima, el maestro tiene una gran cualidad, su convicción de amar la música y estar dentro de la música, es poseedor de una cultura y de una experiencia musical importante.
Su paso por el programa como fundador, decano y director de la Orquesta Sinfónica de la UNAB, es recordada, por el actual director del programa, como el resultado exitoso de la batalla que inició hace 25 años, fue muy lindo ver que él logró, no solamente a través de resultados musicales, sino también de elementos sociales y políticos, desarrollar ese concepto de músico integral real.
