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Entre el póquer, los libros y el dominó

Feb 21, 2005 | Institucional

Por Yohanna Molechet Rozo

Lugar: Algún establecimiento frente a la Universidad: La Gallera, La Rectoría o Casablanca.

Hora: Depende del 'hueco' entre clases.

Al fondo está la música, sobre la mesa están las fichas, las cartas y el dinero de la apuesta, los estudiantes se encuentran reunidos para jugarse una partida, y aunque los juegos de azar han existido a lo largo de la historia, éstos se convierten en una opción de moda que toman algunos universitarios para pasar el tiempo libre, divertirse o simplemente demostrar lo 'suertudos' o hábiles que pueden ser.

Para jugar se deben arriesgar cantidades que oscilan entre los cien y los mil pesos cuando la apuesta es 'suave' y de cinco mil a diez mil en casos de apuestas más serias, expresa Cristian, estudiante de Ingeniería Financiera y jugador. "La plata no es lo más importante, pero le da emoción e interés al juego", agrega. Cristian ha ganado hasta 220 mil pesos en menos de dos horas y lo máximo que ha perdido son 50 mil pesos.

Aunque quienes juegan lo hacen con alguna frecuencia, no hay casos evidentes de ludopatía (adicción patológica a los juegos de azar). Uno de los apostadores, quien pidió reservar su nombre, afirmó que sí hay posibilidades de que el juego se convierta en un vicio pero "… es cuestión de establecer prioridades; la mía es el estudio". Sin embargo, acepta que algunas veces ha dejado de hacer lo que debe, que no ha entrado a clase por quedarse jugando, pero esto no sucede con frecuencia. Y Cristian menciona que el juego es ocasional, "no es que uno diga 'vamos a jugar', sino que está la gente y pues si no hay nada que hacer, listo".

Rara vez los estudiantes utilizan las instalaciones de la Universidad para jugar. Ellos y ellas prefieren ir a La Gallera, La Rectoría o Casablanca. No obstante, el reglamento estudiantil de la UNAB no prohíbe explícitamente en ninguno de sus puntos este tipo de prácticas como sí sucede en la Universidad Santo Tomás (Usta). El reglamento de esta institución incluye en el Capítulo XV, Artículo 86, numeral 3, entre las faltas graves: "Los juegos de azar dentro de las dependencias de la universidad". Esta norma, según Julián Caro, estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Usta responde a que las directivas no querían que la institución pareciera un casino.

María Victoria Puyana, secretaria general de la UNAB, dice que hasta ahora no se han recibido quejas por esta clase de juegos. "Sabemos, por ejemplo, que hacen rifas, pero que uno vea a las tres de la tarde a la gente sentada dentro de la Universidad jugando, eso no lo vemos".

Por su parte, Bienestar Universitario ofrece clases de ajedrez y dominó, además organiza algunos campeonatos con el fin de desarrollar la habilidad de los estudiantes y abrir un espacio para la diversión sin tener que apostar.

Y aunque los juegos de azar pueden ser entretenidos para ocupar el tiempo libre durante los 'huecos', psicólogos expertos afirman que debido a la excitación que éstos generan, es posible desarrollar una conducta adictiva hacia ellos que imposibilita el control de los impulsos. Por tanto, es importante mantenerse alerta para que el juego no se convierta en un problema pues, aunque parezca que algunos universitarios sólo se divierten apostando con sus amigos, los casinos de la ciudad se llenan con muchos de ellos y los jóvenes terminan gastando la plata que los papás les mandan para lo que necesitan en la 'U'.

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