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Estudio de Síndrome Metabólico en Facultad de Ciencias de la Salud

Nov 29, 2010 | Institucional

El Centro de Investigaciones Biomédicas de la Facultad de Ciencias de la Salud realizó la investigación “Biomarcadores asociados a riesgo de Síndrome Metabólico: estudio en personal médico y administrativo de la Facultad de Ciencias de la Salud UNAB-Genésis II”. La directora del Centro, Norma Serrano Díaz, envió a Vivir la UNAB un informe en el que explica los alcances de la misma.

La colisión entre genes ancestrales y los efectos de la urbanización con estilos de vida no saludable, hacen que estemos frente a una epidemia mundial de Enfermedades Cardiovasculares (corazón y vasos sanguíneos), cuyo mayor impacto se dará en países de bajos y medianos ingresos y se incrementará en las futuras décadas si continuamos igual. Según la Organización Mundial de la Salud se calcula que para el 2015 morirán cerca de 20 millones de personas por este tipo de enfermedades.

El Síndrome Metabólico (SM) es una entidad en la cual se conjuga una predisposición genética que es heredada más la exposición a factores de riesgo prevenibles, dentro de los cuales se destacan: obesidad a nivel abdominal, niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de colesterol HDL (colesterol bueno), incremento en la presión arterial y niveles altos de azúcar en sangre (hiperglicemia). Este síndrome es reconocido como un factor de riesgo importante que aumenta la probabilidad de morir por enfermedad cardiaca debido a obstrucción de las arterias del corazón.

En países de altos ingresos se conoce relativamente bien el comportamiento del SM en la población. En países de medianos y bajos ingresos y en especial en Colombia, ya se han logrado hacer estudios poblacionales donde se demuestra el impacto de este síndrome como causa importante de enfermedad y muerte en hombres y mujeres en edad productiva. Por tal razón, en 2005 nació el proyecto “Génesis Fase I” y en 2010 se consolida la Fase II, con el objetivo de establecer entre profesores y personal administrativo de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNAB, la prevalencia de SM y determinar el comportamiento de los factores de riesgo cardiovasculares (RCV).

Se invitó a participar a todas las personas de esta dependencia. A las 44 que aceptaron (18 mujeres y 26 hombres) hacer parte del estudio se les realizó una encuesta, examen físico y toma de sangre, para la determinación de diferentes marcadores de riesgo cardiovascular. Los resultados fueron entregados a cada uno de los participantes con recomendaciones personalizadas sobre estilo de vida saludable. En la misma vía, se hicieron talleres sobre alimentación sana, ejercicio y cuidado general de la salud.

Cinco años después se realizó la Fase II del estudio, con el fin de evaluar la evolución de los participantes. Para esta fase, se encontró una prevalencia de SM de 11,3% (cinco personas) en la población encuestada siendo un poco más alta que la encontrada en la Fase I, pero más baja que otras reportadas a nivel mundial. Entre los marcadores de RCV, el factor de riesgo más frecuentemente encontrado fue la presencia de niveles bajos de HDL.

Cuando se estudiaron las diferencias por género, se observó que las mujeres, cinco años después de la Fase I, presentaron un aumento significativo del perímetro abdominal, índice de masa corporal, colesterol total y glicemia, comparado con los hombres; lo anterior puede ser explicado por la presencia de mayor contenido de grasa corporal en las mujeres, lo cual puede alterar el metabolismo de las grasas y el azúcar.

Por el contrario, los ombres a pesar de tener mayor edad comparada con las mujeres, presentaron una disminución significativa del porcentaje de grasa corporal e incremento en los niveles de colesterol bueno. Probablemente, estos hallazgos pueden estar relacionados con prácticas de estilos de vida más saludables en la población masculina.

Si bien este estudio fue realizado en una población pequeña, es relevante resaltar que varios participantes a pesar de ser profesionales de la salud no tienen hábitos de vida saludable. Por lo tanto debemos continuar trabajando en la promoción de una vida urbana saludable basado en una alimentación adecuada, una actividad física regular y evitar el sobrepeso.

De manera ideal, las medidas preventivas deben iniciarse en la infancia y la adolescencia con programas educativos escolares dirigidos a los alumnos y los padres enfocados hacia el logro de hábitos alimentarios correctos y el convencimiento de la importancia del ejercicio físico. La obesidad infantil se está convirtiendo en un problema de salud, por lo que se debe fomentar los programas deportivos escolares y su proyección en ámbitos educativos superiores que perpetúen los hábitos deportivos en la vida adulta.

Este estudio fue realizado con patrocinio de la UNAB.

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