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Gastronomía que encanta a propios y extraños

Oct 1, 2006 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

p>Texto y fotos Mayerly Cely
ccely2@unab.edu.co
Bucaramanga es conocida por la variedad de platos y sabores. La cocina santandereana es famosa por su calidad en la preparación y por su abundancia.

El plato tradicional es el mute, pero los más apetecidos por los turistas, según Carlos Estévez, chef especialista en comida típica son: cabro, pepitoria (una mezcla de arroz, sangre y vísceras de chivo), sancocho santandereano, arepa de maíz amarillo, yuca frita, carne ‘oreada’ o seca, sobrebarriga, sopa de avena y de pichón.

“Aquí viene mucha gente de afuera a probar las delicias de esta región y por eso en Santander se come mucho”.

Estévez dice que en esta ciudad, “el gran secreto está en la sazón y en el uso de ingredientes como hierbas y condimentos naturales utilizados en un buen pedazo de chatas, o una sobrebarriga”.

También explicó que en Bucaramanga “los restaurantes que hay de comida típica  conservan tradiciones y por eso la mayoría de la gente sabe a dónde ir a comerse una buena carne, o un delicioso mute.

Incluso algunos van a un lugar determinado porque allí los llevaban sus papás cuando estaban pequeños. Por eso, el negocio para los nuevos restaurantes está en atraer a los turistas, a empresarios que llegan a probar todo lo que Santander ofrece”, comenta Estévez.  

Para la nutricionista Liliana Pedraza, la comida santandereana no es la mejor para la salud del cuerpo humano. “En Bucaramanga se comen muchas harinas (carbohidratos) y grasas, mientras que se consumen pocas verduras y hortalizas”, explica.

En su concepto esta alimentación mezcla mal los nutrientes, las grasas son saturadas y la sal se come en exceso, de ahí los problemas de obesidad y corazón. Ella recomienda que la alimentación sea más completa, consumiendo pocas harinas y más granos, proteínas y verduras, a fin de que el cuerpo esté listo para asimilar nutrientes.

Los corrientazos
Normalmente en Bucaramanga, aún se mantiene la tradición de ir a almorzar al medio día a  la casa y, de paso, aprovechar para la siesta. Pero algunos han optado por quedarse cerca del lugar de su trabajo para almorzar y evitarse los trancones del tránsito, que se forman desde que empezaron los  trabajos de Metrolínea.

Es así como los pequeños restaurantes de comida casera han aumentado sus ventas. Doña Gloria Ortiz, propietaria de un restaurante en el centro de la ciudad contó que pasó de hacer 200 almuerzos diarios a 500 del tipo corriente (sopa, seco, jugo y algún pequeño dulce) que algunos denominan corrientazos, a un precio de $3.100.

Ya está pensando en ampliar su local para atender mejor a quienes la visitan a medio día. “Los almuerzos tienen  bastante papa, arroz, carne o pollo y sopa bien rica, porque la gente llega con hambre y tienen que salir bien llenitos, para que vuelvan”, explica.

Gerardo Ochoa es el administrador de otro restaurante especialista en almuerzos ejecutivos en el sector de Sotomayor en Cabecera; allí llegan aproximadamente 400 personas diariamente para almorzar y el costo del corrientazo es de $3.700.

“Aquí viene mucha gente que trabaja cerca como profesores de colegios y gente de oficina, quienes ya no van a almorzar a la casa y almuerzan aquí. El negocio va muy bien, además los almuerzos que servimos son comidas sencillas: sopa, carne, hígado o pollo, jugo o limonada y postre”, dice.

Las culonas de Santander
Una de las insignias de la región son las conocidas hormigas culonas, alimento propio del pueblo indígena Guane, que han sido utilizadas como afrodisíaco. En la actualidad algunos les atribuyen ese mismo poder y otros las comen por su delicioso sabor salado.

Una bolsa o libra de hormigas culonas tiene un valor en el mercado, que varía según la época, entre $5.000 recién han salido las hormiguitas hasta $60.000 cuando han pasado varios meses. A los turistas les parece extraño que en esta región se consuman, pero una vez las prueban, no pueden dejar de comerlas.

“Es una mezcla de saladito con un crujiente sabor, que la verdad es indescriptible, nunca me imaginé que estos animalitos se comieran aquí. Es como el maní, pero son insectos”, afirma Albert Thomas, extranjero que visita la ciudad.

La dulce tentación
Otra de las delicias de la gastronomía santandereana es su variedad de dulces y postres, que no solamente ofrecen los restaurantes, sino negocios dedicados a la venta de estos manjares.
Floridablanca es conocido como el municipio dulce, por sus características obleas rellenas de arequipe o con diversas combinaciones de exóticas frutas como brevas, fresas y borojó.

También están los dulces de leche, el melao con cuajada, entre otros dulces y postres. Estos productos son hechos por expertos en el arte de endulzar el paladar de grandes y chicos.

Estos dulces, que le hacen “agua la boca” a cualquiera, ya son famosos en muchos lugares de Colombia y exportados hacia algunos países, incluido Estados Unidos.

Precios de los platos más apetecidos de Santander.

Plato típico

Precio en Cabecera

Precio en el Centro

Afueras de la ciudad

Mute

$15.000

$5.000

$8.900

Cabro con pepitoria

$19.000

$13.000

$15.400

Carne oriada

$19.000

$13.000

$15.900

Sobrebarriga

$18.000

$13.000

$15.900

Arepa santandereana

$1.500

$700

$1.200

Caldo de costilla

$7.500

$4.000

$6.000

Caldo de papas

$5.500

$3.500

$4.500

Sancocho santafereño

$13.500

$7.000

$9.900

Fuente: Consultas en diversos restaurantes de la ciudad

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