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La educación tecnológica superará a la profesional

Nov 20, 2012 | Institucional

Por Ricardo  Jaramillo P.
La Facultad de Estudios Técnicos y Tecnológicos efectuó del 14 al 16 de noviembre en el Auditorio ‘Jesús Rey Mariño’ el primer “Encuentro de estudiantes T & T” cuyo tema central fue “El rol del tecnólogo en el sector productivo”.

Durante la actividad se llevó a cabo un panel de empresarios en el que representantes del sector productivo discutieron sobre el panorama actual de esos programas frente a la demanda laboral; también se realizó una muestra de proyectos de investigación de los estudiantes, y la conferencia: “El papel de la familia en el proceso del estudiante universitario”, por la profesora de la Facultad de Psicología, Patricia Díaz Gordon.

Para ofrecer la conferencia central, “El rol del tecnólogo en el sector productivo”, UNAB Tecnológica invitó al licenciado en pedagogía español, Eugenio Astigarraga, quien es coordinador de los programas de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de Mondragón, País Vasco (España). Vivir la UNAB dialogó con él.

 

¿Cuál es el estado de la educación técnica y tecnológica?

En Europa se ha avanzado bastante hacia una estructura casi única pero que a su vez es diversa para cada país y que permite las comparaciones entre los mismos. Hemos avanzado en esa homologación, en ese transcurrir juntos, lo que permite movilidad y medición, lo que a su vez también nos permite decir cómo estamos frente a otros sistemas.

En el ámbito latinoamericano ha habido un eje fuerte que surgió en los años 50 con todos ‘Senas’ (servicios nacionales de aprendizaje) y sus continuaciones en Colombia, Brasil y Perú, y todos los ‘Inas’ (instituciones nacionales de aprendizaje) sobre todo en Centroamérica, que han tenido en su poder este tipo de formación; pero es curioso que por ejemplo ahora en Colombia esto se duplica, el Ministerio de Educación dio vía libre a las instituciones de educación superior para que puedan hacer la formación por ciclos.

Creo que eso en algún momento tiene que confluir, es decir, que sus formaciones sean equivalentes, que la formación que reciban en el Sena o en una universidad sea semejante no solo a nivel de nombre sino de calidad, porque pregunto: ¿en su contenido son de igual valor? Es decir, cuando alguien en una empresa tenga la opción de contratar a un tecnólogo de la UNAB o a uno del Sena de Girón -con la misma titulación-, ¿puede tener la confianza de que si los dos sacaron un 4,0 tienen la misma calidad? Me parece que Colombia tiene que avanzar en ese sentido porque esa es la tónica internacional.

 

¿Qué le hace falta a esta educación en Colombia para alcanzar el alto estándar que se busca?

Tomando como referencia la experiencia europea, creo que faltaría homogeneizar un sistema o al menos dar una imagen hacia el exterior de que si bien hay dos vías por las cuales uno puede llegar a ser tecnólogo, las dos son igual de válidas y además le van a requerir lo mismo en esfuerzo, dedicación, aprendizaje y resultados.

En todas partes necesitamos mejorar la formación de los docentes; he trabajado mucho con el Sena y sé que hay buenos profesores, no conozco bien el ámbito de las universidades en cuanto a técnicos profesionales y tecnólogos porque es más nuevo, pero es claro que siempre estamos para mejorar en dos aspectos clave: metodología y en la dimensión técnico-científica para que estemos actualizados y relacionados con las empresas.

Hay otro aspecto clave, que es condición sine qua non (aquella sin la cual no se hará algo): los ambientes de aprendizaje, es decir, que haya recursos para trabajar.

 

En la educación tecnológica, ¿cuál es la importancia de la relación Universidad-Empresa-Estado?

La relación con el Estado la veo compleja, me referiré a la relación Universidad-Empresa, entendiéndose como empresa el sector laboral, es decir organizaciones que van a emplear a esos tecnólogos. Si no conocemos cuál es la realidad del sector laboral, si no conocemos cuáles son sus demandas en cuanto a cuáles tipos de competencia debe tener esa gente, cuáles contenidos debe dominar y cómo se debe relacionar, difícilmente les vamos a poder dar respuesta y eso se une mucho a la actualización técnica del profesor; hay varias formas de actualizarlo: una es mandarlo a estudiar más, a que haga maestrías, doctorados, qué se yo, y la otra, que no es contraria sino complementaria, es que esté relacionado directamente con la empresa y vea cuál es la evolución de esas organizaciones y de lo que está pasando al interior de su sector laboral.

En lo relacionado con el Estado, pienso que lo ideal es que nos de más dinero del que nos da y nosotros responderemos a la demanda con más calidad; también debe llegar el momento en que el Estado determine que la educación en esas dos líneas (la pública y la privada) se haga bajo unos mismos criterios, entonces el país debe tener visión prospectiva y decir cuántos y qué tipo de técnicos y tecnólogos va a necesitar, y es su función tomar lo que pasa en el exterior, conocer las necesidades de las empresas y mirar qué podrá pasar a tres, diez o 20 años.

 

¿Eso quiere decir que las necesidades del sector laboral son las que definen cuáles programas deben ofrecerse?, ¿los programas no son de larga duración?

Es que hay un cambio de paradigma de lo que es la formación en su conjunto. Ya no se puede hablar de programas que perduren 50 años, las ingenierías han cambiado, la Medicina ha cambiado, porque la realidad del mundo globalizado y apoyado en las tecnologías de información y comunicación, nos obligó a dar la vuelta: antes la universidad era el final de los estudios, ahora es el principio de ellos; es decir, tenemos que formar en la universidad con una visión de aprendizaje a lo largo de la vida, por lo tanto ese “profesional” tradicional puede tener diez o 15 años de vigencia, pero seguro que en el tiempo se va a modificar; en ese sentido el técnico y el tecnólogo podrían ser más rápidos, deben revisar cuándo se deben actualizar y cuándo siguen siendo pertinentes; por ejemplo, en Chile hay no sé cuántos miles de estudiantes de tecnología Criminalística o algo parecido y todo por  la moda de CSI y Bones (series de televisión estadounidenses), pero pregunto: ¿tendrán salida?, ¿conseguirán trabajo rápido?, ahí es cuando debe plantearse si es necesario seguir con esos programas.

 

Mientras en Europa los técnicos y tecnólogos son preferidos por los empleadores, en Colombia aún persiste la creencia de que esas carrera son para gente de escasos recursos o que no puede acceder a un programa profesional. ¿Cómo cambiar ese concepto?

Eso no solo ocurre aquí, en España también sucede. Es difícil cambiar la visión social sobre la educación tecnológica, pero eso solo se puede hacer con el compromiso de las empresas, que demanden personas con esas titulaciones y no de programas superiores; con el compromiso del Gobierno y de las universidades de mejorar sus centros educativos; mejorando la formación del profesorado, como dije antes, y además con ese nuevo paradigma que tenemos, como sucede en el centro y norte de Europa, ponerlo como un escalón dentro de este aprendizaje a lo largo de la vida. La formación técnica profesional y tecnológica tienen sentido por sí mismas, pero felizmente al mismo tiempo sirven para luego continuar otros estudios.

 

La responsabilidad de este proceso parece recaer únicamente sobre las universidades, pero ¿cuál es el papel que deben desempeñar los estudiantes en este proceso?

En una situación como esta, no les daría más responsabilidades, diría que ya hacen mucho. Lo que tenemos que hacer quienes estamos en las instituciones educativas es animarles a seguir, reconocerles su esfuerzo individual y públicamente. A los alumnos no les cargaría más responsabilidades porque viven en una sociedad que transmite ciertos valores, entonces si la sociedad no ve que la formación es un valor que hay que ir incrementando pues lo va a dejar y eso nos ha pasado en España en los últimos años, de ahí que ahora tengamos un millón de jóvenes ‘Ni-Ni’, Ni estudian Ni trabajan, salieron de la escuela con el ‘boom’ de la construcción y el turismo, y con la caída de la construcción dejaron de estudiar y dicen para qué, si en casa y en la sociedad no los valoran.

 

Las carreras tradicionales (Medicina, Derecho, Ingenierías) siguen atrayendo muchos estudiantes y siguen graduando profesionales que no logran conseguir empleo…

Eso está unido a la percepción social. Cuando la universidad era más elitista, a ella llegaba el hijo del médico que iba a ser médico o del abogado que iba a ser abogado y eso generó un glamour, ¿pero qué queda de eso? La educación tecnológica llegará a superar la profesioinal, de hecho en Europa hay profesionales que se ven obligados a formarse tecnológicamente porque no tienen salida.

 

¿La educación virtual puede ser una salida?

Ese modelo me genera muchas dudas, porque creo que si bien es necesario y tenemos que dar pasos en ese sentido, el tipo de aprendizaje que se impulsa normalmente no es el mismo que impulsamos de manera presencial. Hice una maestría de dos años 100% virtual, he sido tutor virtual y creo que los mecanismos, las formas de actuar que tenemos, todavía no son lo suficientemente dinámicos, flexibles y ágiles como para plantear cursos ahí; además, eso va unido a otro problema y es que mucha gente que hace este tipo de cursos piensa que solo con matricularse ya está hecho, o se apuntan a ellos porque tienen tanto trabajo como para asistir a un curso profesional y es imposible que cumplan, porque el compromiso es mayor.

 

 

 

 

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