En el inframundo hace 300 años había una escuela que aceptaba cualquier tipo de monstruos, entre ellos contaba con un fantasma llamado LUGUS. Él tenía ojos verdes y su color de piel era azul. Después de 4 meses, Lugus se empezó a volver loco y nadie sabía qué hacer. Martha, una mómia amiga suya, le dijo al director lo que ocurría e inmediatamente comenzaron a investigar la situación.
La verdad era que estaba profundamente enamorado de la enfermera Clemencia quien tenía 17 años y era una fantasma muy atractiva. Ella era muy reconocida porque con sus curaciones dejaba a todos los pacientes como nuevos. Pero, por esta locura, echarían a Lugus de la escuela y eso tenía muy triste a Clemencia.
Una noche tormentosa, ideal para asustar, salieron los estudiantes acompañados de la enfermera y maestros a ganar sus notas. Lugus cayó al agua y todos se rieron de él. Clemencia no abrió su boca porque ella también estaba enamorada de Lugus y le causó tristeza la situación.
Esa noche de truenos y tormenta, Lugus fue a visitar a la enfermera para proponerle que fuera con él a las montañas del terror donde juntos vivirían. Esto no era conveniente, pues si el director se enteraba los mandaría a encerrar. Clemencia preocupada preguntó cómo iban a vivir juntos. Lugus le respondió: “Dios proveerá. Nuestro amor nos fortalecerá para enfrentar cualquier situación”. Clemencia aceptó la propuesta y así emprendieron su viaje.
Angustiados, Martha y el director organizaron una búsqueda que duró dos meses, pero no encontraron a los tórtolos. Ellos se habían casado; tuvieron un hijo quien le pusieron por nombre LARG. Cuando él cumplió 10 años lo llevaron a la escuela en la que ellos habían estudiado
Lugus y Clemencia demostraron que su amor era muy fuerte y dieron ejemplo a todos los monstruos que en un comienzo no creyeron en ellos.
Tiempo después tuvieron dos hermosas hijas completando así su felicidad.
Por: Angela María Parra Quintero – 5° B.