Ángela Juliana Higuera Martínez es profesora del fellowship en cirugía plástica ocular, una supraespecialidad de la oftalmología que se ofrece dentro del marco del convenio entre la UNAB y FOSCAL. Su trabajo fue reconocido, en septiembre pasado, al ser designada como la nueva presidenta de la Asociación Colombiana de Cirugía Plástica Ocular, dignidad que asume como un logro personal pero, al mismo tiempo, como un reto para proyectar esta especialidad.
“Hay mucha gente que desconoce que hay una especialidad adicional a la oftalmología, entonces cuando uno dice cirugía plástica ocular o dice óculo plástica, que es la forma más cortica, hay un poco de confusión”, reconoce esta médica graduada de la UNAB en 2003. El otro frente de trabajo lo dedicará a explorar nuevos horizontes de investigación, que se abran más caminos en el ámbito de la academia y se brinden más oportunidades a los nuevos profesionales que están egresando.
Esta supraespecialidad abarca el área periocular, es decir, la vía lagrimal, los párpados y la órbita de los ojos, “es este espacio del hueso de la cara, donde están todas las estructuras del globo ocular más los músculos, el nervio, la grasa, todo esto, además, atendemos tumores, hacemos oncología”, explica la especialista para subrayar que no solo se ocupan de necesidades estéticas.
Ángela Juliana empieza su jornada de trabajo a primera hora de la mañana. “Las actividades grandes son consultas y cirugía, entonces la mayoría de días tenemos consultas, jornadas de la mañana y jornada de la tarde, y hay un día específico o dos, dependiendo del volumen quirúrgico, que tenemos cirugía todo el día, eso lo empezamos a las ocho y pues ahí sabes a qué hora empiezas, no a qué horas terminas”, dice.
Llegar hasta este punto de su trayectoria profesional le permite “estar tranquila”, como ella misma lo define, luego de haberse ido de su ciudad a trabajar en una plaza compleja como lo es Bogotá. “Yo me fui de Bucaramanga, donde tenía todo y estaba muy tranquila, y me fui a Bogotá a aventurarme, Bogotá es grande, Bogotá está llena de mucha gente, pero si haces las cosas bien todo en la vida le retribuye”.
Es más, esta bachiller del colegio La Presentación no llegó justamente a la cirugía plástica ocular de manera directa, “mi primera elección no era oftalmología, era ortopedia infantil, y pasaron cosas y se me abrió el camino, pero todo fue fluyendo, yo creo que es eso, es tener una mente mucho más abierta, para recibir lo que viene, para ser muy receptivos con lo que uno va aprendiendo, uno en el camino se enamora de muchas cosas, pero tiene que ir filtrando y tiene que irse proyectando al futuro a ver, en mi caso, qué me haría feliz, que me haría tranquilo”.
Su círculo íntimo es pequeño. Lo conforman su esposo, su mamá, su abuela y su sobrino Arturo. Además, una hermana que ahora mismo vive en Bogotá. Lee y escucha música -y tiene claro qué género no le gusta- e intenta ejercitarse yendo al gimnasio pero, reconoce, “a veces no lo logro”. En el rostro de Ángela Juliana se refleja su mantra: “el hecho de poder acostarme todos los días tranquila y levantarme tranquila creo que es suficiente”, y concluye su diálogo asegurando que “en algún momento quise eso para mi vida”.
