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La música popular dialoga con la academia

Nov 21, 2005 | Institucional

Por Édgar Alfonso
La música de la familia Ibarra, que por años ha sido el ‘plato
fuerte’ en verbenas y ferias en San Vicente de Chucurí, ahora se
consigue en CD. La noticia ya corrió por las veredas del pueblo, donde
vive la mayoría de ‘fanáticos’ del grupo, campesinos
que se sienten identificados con lo que tocan y cantan sus coterráneos.

“A la gente le gusta lo que hacemos porque no lo ha escuchado en otra
parte. Además, siempre buscamos rescatar los valores de la música
campesina y no dejarla ahí, sino tratar de llevarla más allá,
darla a conocer en otros lugares”, afirma Juan Ibarra hijo, encargado
de la percusión.

La producción se llama ‘La siembra del agua’ y será
presentada al público el próximo domingo 27 de noviembre durante
La Retreta, actividad organizada por Extensión Cultural de la UNAB.

Allí, ‘Los chucureños’, nombre artístico con
el que se dieron a conocer Juan Ibarra y sus cuatro hijos varones, darán
una muestra de los 16 temas que conforman su álbum.

La producción de este disco fue un diálogo de saberes entre los
músicos populares y un grupo de docentes y estudiantes de la Facultad
de Música de la Universidad (uno de los cortes es producto del trabajo
conjunto). Además, el Centro de Sonido de la Universidad dedicó
120 horas de grabación en estudio para el registro de grabación,
mezcla y masterización del material, mientras la oficina de Comunicaciones
se encargó de la gestión y divulgación, así como
del diseño gráfico del disco.

Por su parte, la Alcaldía de San Vicente de Chucurí aportó
cuatro millones de pesos de 800 copias para la reproducción de los discos
compactos.

Manuel Enrique Hernández, director de la Unidad de Cultura de ese municipio,
manifiesta: “Don Juan y su agrupación se han convertido en los
más representativos del municipio, por sus temas, que plasman la vida
cotidiana de nuestra comunidad y describen nuestra identidad. Por eso hay que
apoyarlos”.

Por su parte, el decano de Música, Jesús Alberto Rey, dice que
“su propuesta artística tiene que hacernos reflexionar sobre nuestra
actividad profesional, que muchas veces está desligada de lo propio de
las culturas populares. No podemos saber para dónde vamos si no conocemos
nuestras raíces”, afirma.

“El grupo existe por el amor a la cultura, el amor a la música”,
agrega Juan Ibarra hijo.

“Desde niños nos han inculcado eso y crecimos viendo tocar una
guitarra, una caja o una tumbadora.

Y a pesar de que tenemos nuestras obligaciones, siempre seguimos ahí:
la esposa en el hogar y nosotros en las presentaciones. Nos gusta tener la música
al lado de nosotros”.

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