Uno de sus abuelos era músico, su padre oriundo de Funza, su madre de Villavicencio, ella de Bogotá y la menor de tres hermanos, cuenta Johanna Calderón Ochoa, docente del programa de Música de la Facultad de Ciencias, Humanidades y Artes de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).
La música la ha acompañado desde su época escolar, en el colegio aprendió a interpretar el piano y teclados, cuando se graduó de la secundaria ya sabía lo que quería estudiar y lo mejor es que su familia la apoyó con su sueño de ser artista.
Hizo unos semestres sobre estudios musicales en la Universidad Central de Bogotá, época en la que el violonchelo cautivó su atención y por lo que, durante ocho años, una vez por semana tomó clases con un maestro polaco, para después ingresar al Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Colombia hasta graduarse, cinco años después, como violonchelista con énfasis en historia de la música e investigación.
Pero la historia de su formación no ceso ahí. Con el Apoyo de Colfuturo, continuó cursando la maestría en Interpretación de Música Antigua en el Conservatorio de Ámsterdam en Holanda, retomando así instrumentos de los siglos XVII y XVIII de Europa.
A su regreso de Países Bajos, en marzo de 2010, ya en Colombia comenzó su búsqueda de trabajo y decidió que esta no la haría en su natal Bogotá, pues encontró muy cambiada la capital del país y el caos propio de la ciudad más poblada de la nación hicieron que hallará lo que deseaba en Bucaramanga, donde vivía y trabajaba su hermana, quién la animó y radicarse en la capital santandereana. Pasó hojas de vida en la Universidad Industrial de Santander y en la UNAB, instituciones de educación superior que tienen en su oferta el pregrado de Música.
Todo fluyó y en julio de 2010 comenzó su historia en la UNAB. Aquí ingresó hace 13 años, inició como docente y poco a poco se fueron abriendo otras puertas y escenarios como los de ser integrante de la Orquesta Sinfónica de la Universidad con su compañero, el violonchelo, dirigir el Grupo de investigación de Transdisciplinariedad, Cultura y Política desde 2020, ser la cabeza del Centro de Documentación e Investigación Musical “Alejandro Villalobos Arenas” (CEDIM UNAB), que se dedica a conservar colecciones patrimoniales musicales del mundo y actualmente la posibilidad de cursar el doctorado en Musicología de la Universidad Católica de Argentina, que va en la fase de investigación para la tesis sobre la vida de un compositor, el colombiano Blas Emilio Atehortúa Amaya.
Su dedicación a la música y a la investigación desde que llegó a la UNAB, la hizo merecedora, el pasado 20 de abril, al reconocimiento de la nueva categoría Investigación – Creación en los Premios a las Excelencia en Investigación que entrega anualmente la Dirección de Investigaciones de la UNAB.