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La sexualidad, entre el tabú y la pena

Feb 20, 2006 | Institucional

Por Camilo E. Silvera Rueda

Fue la casualidad la que salvó el taller de condonmanía. La jornada estaba programada para el miércoles 15 de febrero a las 4 de la tarde. A las 4:17 minutos no había un solo asistente. No valió anunciarla en Vivir la UNAB, ni carteles ni volantes. El mimo, que se paseaba por los pasillos de la Universidad con un falo de madera forrado con un condón, cabizbajo y deprimido llegó al salón donde se había dispuesto la actividad: su labor de convocar a los estudiantes tampoco surtió efecto.

A las 4:20 un grupo de 13 estudiantes se acercó tímidamente a la puerta. Talvez por lo raro de ver dos modelos de miembros viriles sobre una de las mesas. Por un momento las organizadoras del evento respiraron con tranquilidad. “¡Por fin llegaron!”, manifestó Olga Torres, sicóloga de Bienestar Universitario, quien coordinaba la actividad.

La emoción no duró mucho. Ellos, que estudian Ingeniería de Sistemas, tenían clase de Arquitectura de Computadores, en el mismo salón y a la misma hora de Condonmanía. Después de aclarar la confusión, las psicólogas optaron por negociar un espacio de tiempo de la clase con el docente. Éste aceptó y sus estudiantes, que venían predispuestos a aprender ecuaciones matemáticas, terminaron con un tanto de vergüenza y otro de risas, respondiendo la primera pregunta de la actividad: “Cuéntele al compañero de al lado cuándo fue la última vez que se masturbó”.

La apatía a esta clase de actividades es una constante. “En lo que respecta a sexualidad, los jóvenes creemos que lo sabemos todo y, la verdad, desconocemos lo que realmente significa”, afirma Tatiana Castillo León, estudiante de cuarto semestre de la Facultad de Derecho. Elkin Guillermo Forero, estudiante de tercer semestre de Ingeniería de Sistemas, se pronuncia en ese mismo sentido: “La personas prefieren hacer otras cosas que venir a aprender un poco de sexualidad”.

“El uso del preservativo es el único mecanismo efectivo para prevenir embarazos no deseados y de contrarrestar las posibilidades de contraer Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS)”, enfatiza Luz Ángela Rincón, médica de Bienestar Universitario.

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