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Laura, Juan Camilo, Julián y Diego Luis ya están en Francia

Ago 21, 2007 | Institucional

Por Pastor Virviescas Gómez
Lo primero que les preguntaron fue por Carlos ¿El Pibe¿ Valderrama, quien estuvo jugando en el equipo profesional de fútbol de Montpellier, la ciudad del sur de Francia a la que llegaron el pasado 7 de agosto Laura Juliana Arango, 25 años de edad y estudiante de noveno semestre Administración de Empresas de la UNAB; y sus compañeros de Facultad Julián Martínez Arenas (23), noveno semestre; Diego Luis Navas (21), octavo semestre, así como Juan Camilo Ibarra (21), estudiante de noveno semestre de Ingeniería Financiera.
Cuatro días antes de partir a esta experiencia, Vivir la UNAB dialogó con estos cuatro jóvenes bumangueses que con el aliento de sus familias se marcharon a ver en el propio terreno qué es el llamado Viejo Continente y a continuar sus estudios en la Escuela  Superior de Comercio Montpellier Sup de Co.
Ellos son beneficiarios de los programas de doble titulación que ha suscrito la UNAB con universidades de Europa y América. Allí permanecerán durante el próximo año y además de administradores de empresas o ingenieros financieros, se recibirán como profesionales en Ciencias de la Gerencia.

¿Por qué escogieron Francia y no otro destino?

L.J.A.
Primero por el idioma, porque en Bucaramanga tenía más facilidades de aprender el francés, que el alemán o el portugués. También porque siempre he tenido una afinidad por los idiomas en general y en la Universidad también matriculé italiano. Además ya he estado por fuera del país, trabajando en varias ocasiones en Estados Unidos, y se presenta la posibilidad de trabajar en Francia, que me parece supremamente interesante hacer una práctica allá como administradora, para conocer los diferentes estilos de gerencia, ya que es diferente como se manejan las empresas en Europa a como se hace acá o en Norteamérica. Es una muy buena oportunidad como profesional y también como persona, porque le ayuda a uno abrir horizontes y entender que existe mucho más que Bucaramanga y Colombia, así como familiarizarse con las diferencias culturales, que es algo positivo en este mundo globalizado.
J.C.I. Asistí a una de las conferencias de la Oficina de Relaciones Internacionales y me llamó la atención la posibilidad de aprovechar los convenios de doble titulación que tiene la UNAB. Casualmente fue Francia y casualmente había empezado hacía un tiempo a estudiar francés, porque también tengo cierta afinidad con los idiomas. Vi una buena oportunidad para mi futuro y decidí ir detrás de ese sueño. Además, hablé con unos franceses que llegaron de intercambio a la UNAB  y me dijeron que a Montpellier le dicen el ¿París del sur¿, que es una ciudad con muchas ventajas, como que queda cerca de la frontera con España e Italia.
D.L.N. Montpellier es un punto de partida de donde uno puede coger para muchas partes y descubrir muchas cosas. Porque lo que en últimas me interesa es visitar Europa y conocer toda la cultura e historia que tiene, viéndolo con mis propios ojos.
J.M.A. Montpellier una ciudad intermedia de unos 600 mil habitantes, bastante cosmopolita, no sólo por los inmigrantes que han llegado, sino por todos los estudiantes internacionales que son tres de cada diez habitantes. Es una ocasión para conocer la cultura francesa y la de otros países, porque allí llega gente de Asia, África, Norteamérica y otras partes de Europa.

¿Dónde vivirán? ¿Estarán juntos?
L.J.A. Después de muchas averiguaciones, nos dimos cuenta que la opción más conveniente por  localización, costo y comodidad, era hospedarnos en una residencia estudiantil. Vamos a vivir juntos, en cuartos sencillo o dobles, divididos entre hombre y mujeres, en una residencia que queda a 15 minutos del centro histórico. Eso depende del bolsillo y del gusto de cada uno. Yo me voy a quedar en un estudio doble con una niña que no conozco. Julián y Juan Camilo lo harán en uno doble, y Diego se queda en uno sencillo.

¿Están preparados para compartir un mismo espacio y hábitos tan distintos?
D. L.N. Hay una cosa que los cuatro tenemos claro y es que así partamos del mismo origen, tenemos intereses muy diversos en Montpellier, pero de todas maneras es un gran apoyo ir con tres compañeros de la UNAB, por si se presenta cualquier emergencia o uno necesita un apoyo. Pero la convivencia será como cuando uno sale de paseo, y eso va en la tolerancia de cada uno para entender que cada cual tiene sus chocheras y hay que respetar eso desde que a uno no le afecte negativamente. Vamos también abiertos a conocer muchas personas de todo el mundo y ampliar nuestros horizontes, no a quedarnos como si estuviéramos en Bucaramanga o en las playas de Girón.

¿Cuánto vale la expedición?
L.J.A. El año sale por unos 20 millones de pesos. Para efectos de visa, nos pidieron 16 millones de pesos en una cuenta bancaria a nombre de cada quien. En mi caso, saqué un crédito con el Icetex y estoy respondiendo por mi viaje.
J.C.I. Intenté sacar el crédito por el Icetex, pero no salió aprobado. Por fortuna tengo el respaldo de mis papás. Para cumplir el requisito de la cuenta debimos acudir a un familiar que nos prestó el dinero y debemos responder por él.
D.L.N. También cuento con el respaldo de mis papás que me aman y afortunadamente tuve una beca durante toda la carrera en la UNAB y eso ha servido de colchón para gastar unos pesitos más en Francia.

¿Qué les dicen a sus compañeros de la UNAB que apenas comienzan o aquellos que quieren seguir sus pasos?
J.M.A. Vale mucho la pena porque va a ganar un segundo o tercer idioma, como es nuestro caso. También va a ganar experiencia en otro país, abrir la mente a nuevas cosas, generar nuevas ideas y encontrar alternativas. En el caso de nuestro convenio de doble titulación abre muchas puertas porque en la hija de vida aparece que somos graduados de aquí y de Francia, lo cual facilita las cosas para un posgrado.

¿Han pensado quedarse? ¿o cuando se cumpla el año regresan?
J.M.A. Quiero intentar realizar una práctica después de terminar el año, porque en Francia se acostumbra que una vez graduado los estudiantes buscan prácticas en empresas, que por lo general son remuneradas. Eso permite ganar experiencia en una buena empresa y conocer cómo son las maneras de dirigir y hacer las cosas. También me gustaría hacer un posgrado.

¿Qué temor les embarga?
D.L.N. En lo académico nada. De pronto sí enfrentarse a la realidad de estudiar completamente en otro idioma y más aún que es un idioma que no hemos perfeccionado. Tenemos un mes y medio para sumergirnos en lo que es ya vivir en francés, pero el temor sí puede ser estudiar y pensar en un aula de clase en otro idioma al cual uno no está acostumbrado.

¿Cuál es su carta de presentación como estudiantes de la UNAB?
J.M.A. La principal fortaleza son las cualidades que tenemos cada uno como personas, que somos responsables y moralmente correctos. Académicamente nos ha ido, y eso lo demuestra el hecho de que hayamos tenido la oportunidad de viajar, así que sabemos que podemos responder a las exigencias francesas de estudio. Los cuatro vamos a dejar en alto la imagen de nuestras Facultades, de la UNAB y del país.

¿Qué van a hacer con la parte afectiva?
J.C.I. La parte afectiva para mí es muy importante. Soy bastante apegado a mi familia, pero lo que más motiva es la responsabilidad que tengo ante todos. Soy el primero que sale de la casa y hay muchos ojos puestos en mí. Quiero también convencer a mis primos de la necesidad de ir a estudiar en otros países y aprender otros idiomas. Estoy convencido y voy seguro por la formación que me han dado en la UNAB, entonces esta experiencia es para aprovecharla al máximo.

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