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Madre no sólo hay una

May 12, 2008 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

La se?ora Ana Mar?a, como le dicen los padres de familia, tiene 40 a?os, su esposo muri? hace cuatro, y dos hijos que a?n est?n en el colegio, ella junto con sus hijos viven en una casa propia en el barrio La Joya. "Cuando decid? adaptar la casa como hogar comunitario, mis hijos me apoyaron; as?, luego de que el Bienestar me diera el permiso, pusimos el hogar y actualmente tengo doce ni?os a mi cuidado. Es muy gratificante saber que uno puede aportar un granito de arena para hacer m?s f?cil la vida de otros y eso es b?sicamente la misi?n de nosotras, ayudar a las personas que m?s lo necesitan".
Para ser una madre comunitaria el ICBF exige que la persona tenga casa propia, que sea bachiller o que tenga un nivel educativo superior, que la adecuaci?n y el espacio sean aptos para los menores, "sobre todo que uno sea aceptada por la sociedad, pues es a quienes les vamos a servir. Hay gente que dice que para ejercer esta labor, no se necesita sino un espacio y ya, que cualquiera puede tenerlo; mentira, nosotras estamos en constante aprendizaje, tenemos que tener unas aptitudes para poder manejar algo tan delicado como lo es la ni?ez, y el ICBF pide ciertos requisitos para poder empezar con el programa, adem?s de la capacitaci?n que nos hacen al entrar y otras que se van haciendo a medida que se necesitan", comenta Mar?a Cecilia Rodr?guez, madre comunitaria de Gir?n.
Existen dos tipos de madres comunitarias: fami y tradicionales, las primeras son aquellas que trabajan con mujeres embarazadas y ni?os de cero a dos a?os, cada madre fami tiene a su cargo 14 familias y trabajan medio tiempo, es decir, en las tardes. "Lo que se hacen son visitas domiciliarias, dos visitas de una hora cada una, y en esos momentos tenemos sesiones educativas, por ejemplo en relaci?n con la diarrea, la relaci?n de pareja, los beneficios de la leche materna y la estimulaci?n temprana en los ni?os", dice Hilma Vallona Quintero, presidenta de la asociaci?n de madres comunitarias del barrio Santa Cruz en Gir?n.
Las segundas son aquellas que prestan un servicio a las mam?s que trabajan y que tienen hijos de dos a cinco a?os, "que por su jornada laboral no pueden cuidar de ellos, entonces, ac? los cuidamos para que ellas puedan disponer del d?a. Vale la pena aclarar que trabajo no solamente es en una oficina, sino tambi?n que la mam? lave, planche o que haga aseo; y aunque no trabajen se les brinda la atenci?n, porque en algunos hogares no pueden darle una alimentaci?n adecuada a sus hijos. Eso se entiende porque la situaci?n econ?mica est? pesada, as? que nosotras servimos como un apoyo a esos hogares", afirma Vallona Quintero.

Un d?a en un hogar comunitario
Teresa Acevedo Gonz?lez es una madre soltera que lleva a su hija de tres a?os, Mar?a Camila, de lunes a viernes a las ocho de la ma?ana al hogar comunitario de su barrio. "Desde que supe del hogar inmediatamente solicit? un cupo para mi ni?a, cont? con la suerte de que hab?a uno disponible y queda a dos cuadras de mi casa; los dos primeros a?os de Camila fueron dif?ciles porque muchas veces no pod?a cuidarla, entonces buscaba ayuda en mis familiares y amigos pero la gente a veces tiene otras ocupaciones, por eso algunos d?as no iba a trabajar. Afortunadamente, desde que est? en el hogar todo es m?s f?cil, la llevo en la ma?ana y mi mam? la busca a las cuatro de la tarde y la cuida hasta que yo llegue".
Un hogar tradicional est? conformado por doce ni?os al cuidado de una madre comunitaria. Todos los d?as tienen diferentes actividades para desarrollar de acuerdo a la planeaci?n que se ha hecho previamente. Lo primero que se hace es la bienvenida y una autoasistencia, es decir, ellos mismos van y en un tablero donde est?n sus nombres colocan una carita feliz u otra distinci?n seg?n la creatividad de sus tutoras; "a las nueve de la ma?ana se les da un refrigerio, a las doce el almuerzo y a las tres otro refrigerio, estas comidas son otorgadas por el Bienestar para cada hogar y siempre vienen para doce ni?os. Durante el transcurso del d?a se realizan otras actividades seg?n lo proyectado, hay talleres de pintura, de manualidades, de m?sica, de literatura, todo esto lo vamos desarrollando seg?n las capacidades del menor", se?ala Mar?a Elena Chaparro de Blanco, madre comunitaria de Gir?n.
Los ni?os en un hogar comunitario son preparados para su ingreso al colegio, all? aprenden las letras, los colores, a socializar con sus compa?eros y "sobre todo hacemos ?nfasis en los valores, ya que no s?lo es leer y escribir, sino que para nosotras lo m?s importante a una edad temprana es que ellos aprendan los valores y as? puedan tener buenas bases como personas", expresa Vallona Quintero.

El valor de su trabajo
Gracias a la labor que realizan estas mujeres, muchas familias pueden buscar el sustento diario con la certeza de que sus hijos van a estar en un lugar seguro. Pues ellas tienen la responsabilidad de alimentar, cuidar y guiar a los menores que llegan al hogar; su deber m?s importante es el de atender a la comunidad m?s vulnerada y hacer, por medio del cari?o, que los ni?os se sientan como en casa.
Una madre comunitaria tradicional gana $216.000 mensuales y una madre fami gana $209.000 mensuales ya que trabajan s?lo medio tiempo; adem?s, tienen derecho a una beca de estudio que paga el gobierno, a un seguro para ella y su familia, a descansar los d?as festivos y fines de semana. "Por eso las personas que ejercemos esta labor, no lo hacemos con el ?nimo de enriquecernos; s? es indispensable para el sustento de nuestro hogar, pero la mejor paga es el cari?o de nuestros ni?os", puntualiza Garc?a Luna.

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