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Mi experiencia en China

Abr 16, 2013 | Institucional

Por Andrés Prada Trujillo*
Muchos de nosotros rara vez pensamos en vivir en China, tal vez porque es un país del cual no conocemos prácticamente nada, porque está muy lejos o porque posiblemente pensamos que podría llegar a pasarnos algo malo allí. Razones hay muchas pero en mi opinión todas basadas en la subjetividad y en el miedo a lo desconocido.

En noviembre de 2012 se aproximaba la hora de pasar mi hoja de vida a las empresas para poder realizar mi práctica organizacional; ya había averiguado en empresas de Bogotá, Bucaramanga, intercambios en Argentina y Brasil. Me acuerdo que cada tres días iba a la oficina de Relaciones Internacionales con la motivación de encontrar algún intercambio que me llamara la atención. Un día me encontré con Claudia Molina, asistente de Relaciones Internacionales, y yo como siempre le preguntaba: ‘¿Qué hay de nuevo en intercambios?’ ella, ya cansada de verme y de responderme objetivamente que intercambios había día tras día, no tuvo otro remedio que venderme magistralmente la idea de ir a la China con un convenio entre la Universidad y la Cámara de Comercio Colombo-China.

Llegué a Shanghái el 28 de noviembre, luego de 24 horas de viaje. Era el comienzo de mi práctica. Me recogió un empleado de la Cámara Colombo-China y ese día conocí a mis compañeros de trabajo de la oficina de Shanghái y los alrededores de la gigantesca ciudad, uno de los puertos más importantes del mundo y podría decirse que el centro de comercio más importante de Asia. Al día siguiente participé en una feria local de alimentos, en donde vendí café colombiano en un stand acompañado por Yolanda, una joven traductora China de la oficina de Shanghái.

Hoy es 31 de marzo, un mes y medio después del “Año nuevo Chino” que se celebró el 10 de febrero. Ya pasó el invierno y es tiempo primaveral. Vivo en la provincia Shaanxi, ciudad Xi’an, en donde me desempeño como director de la Cámara Colombo-China desde el 1 de diciembre de 2012. Xi’an es una de las ciudades más turísticas de China, contando con más de 15 atractivos y es popularmente conocida por ser la ciudad de los guerreros de Terracota, descubiertos por equivocación hace 39 años, considerados patrimonio de la humanidad por la Unesco.

La Cámara brinda dentro de sus beneficios la oportunidad de conocer y rodearse con los directivos de las empresas más grandes de China. Abren las puertas de sus fábricas, oficinas y permiten asistir a reuniones con gerentes generales y de ventas. Uno logra hacerse amigo de ellos, pues los chinos primero deben ser amigos y luego vienen los negocios, ya que tienen protocolos que uno debe aprender, son personas atentas y respetuosas con el extranjero, siempre querrán que uno esté bien atendido.

En nuestro trabajo del día a día hacemos investigaciones de todo tipo, desde el estudio de aranceles hasta los posibles productos que podría exportar Colombia hacia China y viceversa; constantemente estudiamos ambos mercados con el objetivo de encontrar oportunidades de negocios. La búsqueda de proveedores es una actividad continua que nos demanda gran parte de nuestro tiempo para luego contactarlos y acordar reuniones con ellos. Es importante que antes de llamar a las empresas uno esté enterado de todo, pues hacen preguntas inesperadas, hay que demostrar seguridad en el tono de la voz para hablar de la situación de Colombia, de las políticas de comercio exterior y datos económicos del país.

También hay la oportunidad de promocionar y vender productos colombianos como café, esmeraldas, cacao, madera, cuero, etc.; visitar ferias, hacer planes de trabajo en los que se viaja por toda China mostrando lo que uno hace, y queda tiempo para viajar e ir a lugares como la Gran Muralla o Beijing.

El costo de la vida no es para preocuparse. El transporte público cuesta aproximadamente 150 pesos colombianos, hay metros subterráneos que atraviesan todas las ciudades a mil pesos el pasaje, se puede almorzar con tres mil pesos y divertirse con 40 mil. Aquí me pagan el arriendo del apartamento, Internet y servicios como agua, luz y calefacción.

Me quedan sólo dos meses más en Xi’an y espero poder aprovechar más esta experiencia; he visitado tantas empresas y he hablado con tantos proveedores que tengo ahora muchas cosas en qué pensar. En la Cámara me han instruido de cómo encontrar los mejores proveedores y usar unas técnicas de búsqueda para diferenciar manufactureros de los traders (intermediarios) y evadir los malos proveedores, he aprendido de logística, a asistir a reuniones de negocios y a interactuar con los chinos.

Lo más importante de esta experiencia es que la puerta queda abierta para mi futuro, el día que tenga oportunidades de negocios no dudaré en venir a este país en donde a pesar del idioma, si uno sabe inglés y con una dirección escrita en chino, se puede recorrer el país entero y encontrar cualquier cosa que se necesite.

*Estudiante de décimo semestre de Administración de Empresas de la UNAB

 

 

 

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