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Onsamo ya tiene su Ceres

Jul 4, 2008 | Institucional

Los habitantes de esta población de la provincia de Guanentá el pasado 20 de Junio estaban ansiosos por darle las gracias al viceministro de Educación Superior, Gabriel Burgos Mantilla, quien iba acompañado por el rector de Unisangil, Lucas Sarmiento Ardila, y el rector de la UNAB, Alberto Montoya Puyana.

Apenas hubo tiempo para un tinto cargado en la Parroquia y el alcalde Heriberto Amado Gómez se llevó a los invitados al recinto, donde en una frase resumió la alegría de su pueblo: "por fin se cumplió el anhelo de los habitantes de Mogotes y también de San Joaquín y Onzaga, de tener acceso a la educación superior".

El Ceres de 'Onsamo' -que será operado por Unisangil-, nació de la mejor forma ya que Alcaldía, Concejo Municipal, fiqueros asociados en Arumos, paneleros, la cooperativa Servimcoop, Ecofibras y el Instituto Técnico 'Isaías Ardila Díaz' -entre otros-, se han comprometido a poner cada uno de su parte para que este proyecto se fortalezca con recursos financieros y de esta forma perdure como respuesta efectiva a la necesidad de formación que tienen sus habitantes, que en su mayoría no cuentan con el dinero pero sí con las ganas de estudiar.

Los programas que en un principio ofrece son Tecnología en Gestión de empresas de economía solidaria, Tecnología en Sistemas y Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Tecnología e Informática.

El viceministro Burgos, quien dijo que "el Gobierno es consciente de que no puede haber desarrollo nacional si no se da un equilibrio entre las ciudades y las zonas rurales, y es ahí donde encajan a la perfección los Ceres, 101 de los cuales ya están funcionando en 480 municipios de 31 departamentos, con 18.000 estudiantes inscritos en 656 programas académicos, 275 de los cuales son técnicos y tecnológicos".

Pero, advirtió que es imprescindible que en cada Ceres piensen permanentemente en la autoevaluación, busquen recursos para actualizar la tecnología, proporcionen facilidades de financiación a los estudiantes e inyecten el capital de operación.

Para ver la nota completa realizada por Vivir la UNAB, haga clic aquí.

Fuente: Vivir la UNAB – Edición No 278
Autor: Pastor Virviescas Gómez

“text-align: left;”>Acerca de la metodología

Este proyecto que dio inicio al semillero, tardó casi tres años desde la concepción de la idea hasta su ejecución. El grupo investigador realizó un estudio analítico de casos y controles pareado por sexo y edad y diseñó un cuestionario que permitiera evaluar los determinantes socio demográficos, culturales, familiares y personales que se han visto asociados con el inicio del consumo de tabaco, en el mundo. “El instrumento estaba basado en una revisión previa que se hizo de todo el tema acerca de los factores relacionados con que los jóvenes inicien el consumo de cigarrillo en el colegio”, declara Manuel Felipe Castro Carreño.

Para la población total de la Universidad, debían encontrar 168 casos de personas que hubieran empezado a fumar en la Universidad. Conseguir esta cifra precisó que se aplicaran 1.200 encuestas a estudiantes del campus El Jardín y El Bosque, de todos los programas académicos. “Analizamos los resultados para saber sobre qué sitios se puede actuar, especialmente para que la persona no empiece a fumar. Ahí es donde entra la parte preventiva de la medicina, esencial para nosotros como profesionales”, asevera Cristian Eduardo Pérez Pinzón.

Los investigadores coinciden en que uno de los grandes logros obtenidos en esta investigación, es que el cuestionario desarrollado es tan efectivo que puede ser aplicado en otras Universidades (privadas o públicas) con el propósito de obtener resultados más generalizados que permitan entender mejor el tabaquismo en el panorama regional y nacional. La idea del proyecto es poder impactar en las políticas actuales de la Secretaria de salud en cuanto a la prevención del inicio del consumo en los adolescentes, agrega Castro Carreño.

El semillero de Estudios interdisciplinarios en salud, está abierto para estudiantes de medicina, enfermería y sicología. Actualmente cuenta con 18 integrantes.

le=”text-align: justify;”>El afán de lucro y el ansia de poder son pasiones humanas, y son susceptibles de ser controladas y domesticadas por la acción moral. Ambas pasiones están relacionadas, porque el dinero es poder en la sociedad en que vivimos, así que en esta reflexión que les comparto hoy me refiero a esas dos pasiones como si fueran una sola. La educación no es entonces simplemente un medio para acceder al dinero y al poder, uno no estudia solamente para tener dinero o poder. Uno estudia para ser más humano, para utilizar mejor el logos. Cuando alguien se pasa un semáforo en rojo, uno piensa “qué bestia”, deberían encerrarlo. Decimos que una acción es una bestialidad cuando esta acción no responde ni a una idea del bien, ni a una idea de la justicia, ni a una idea de la belleza, es decir, cuando no es una acción moral. Parar en el semáforo en rojo es un ejemplo de acción moral: aún cuando me hace demorarme un poco más –lo que afecta mi interés individual-, yo paro porque soy consciente de que esta acción beneficia al conjunto de la sociedad y de que el tráfico sin semáforo sería inviable, porque yo no soy el único en la calle. Esto aplica en todos los ámbitos de la existencia humana.

La sociedad en que vivimos ha construido una idea del éxito definida por el consumo y el lujo que ha exacerbado hasta el exceso la pasión humana del afán de lucro. Esa pasión desatada es la causa de problemas sociales y psicológicos profundos. Por ejemplo, muchas personas están dispuestas a robar no para comer –que es una necesidad básica- sino para acceder a bienes de lujo que nada tienen que ver con la satisfacción de necesidades básicas. Algunas personas en la calle roban para poder comprarse un teléfono celular de última generación o ropa de marca, otras personas en las esferas más altas de la política están dispuestas a robar para comprar trajes de 5 millones de pesos o casas de 3.000 con dinero del erario público, es decir con dinero de todos los colombianos.

La presión social está jugando en contra de la acción moral, pues se nos dice que participar en la sociedad es como jugar monopolio, apropiarse de todo lo que se pueda hasta que todos estén quebrados menos el ganador, el exitoso. El que gana en monopolio, en la vida real no podría vivir en sociedad porque no tendría con quién hacer negocios, no podría ni salir de su casa porque los demás, muertos de hambre y sin casa para dormir, seguramente tendrían problemas para dominar su ira, pasión que vuelve salvaje y violento al ser humano bajo condiciones de amenaza a la propia supervivencia.

La vida real no puede convertirse en una versión magnificada del monopolio si queremos vivir en una sociedad en paz, y la educación no puede dedicarse únicamente a mostrarnos cómo hacer para ganar más dinero. La educación debe servir para potenciar y alimentar nuestra capacidad de acción moral y de reflexión crítica, pues sólo una sociedad con personas moralmente responsables y conscientes vale la pena como proyecto de futuro, como sueño y faro. Una sociedad en que cada quien persigue solamente el lucro personal por encima de lo que sea, por encima de la ley, de la lealtad, de la familia, de la amistad, de la propia salud, no es un sueño sino una pesadilla.  Profesionales como ustedes son privilegiados, pues van a poder ganarse la vida en oficios honestos y seguramente tendrán lo necesario para llevar una vida digna. Perla felicidad no es proporcional a la cantidad de dinero que uno gana.

La felicidad, aunque evidentemente pasa por tener las necesidades básicas satisfechas, depende en su mayor parte de factores que poco o nada tienen que ver con el dinero. El amor, la amistad, el goce artístico, el sentimiento religioso, el deporte, la creatividad, todo esto hace parte de la felicidad, y no se compra con dinero.

Muchas personas en el mundo, demasiadas, no han tenido la suerte de acceder a la educación superior. La pobreza y la desigualdad son realidades que nos impactan y que debemos solucionar. Esto no lo vamos a cambiar de la noche a la mañana, ni va a ser fácil. Todos los remedios se han intentado, todos los modelos de desarrollo, todos los tipos de gobierno, todas las formas de tributación, todos los enfoques de políticas públicas. Pero hemos olvidado que el problema está adentro de cada uno de nosotros, y que por lo tanto las soluciones también.

Desde hace más de dos mil años se habla de dominar las pasiones, de controlar la ambición, de actuar de acuerdo con una idea del bien, de amar al prójimo, de no robar, de no matar, de no juzgar. La educación debe ayudarnos a lograr el gobierno de nosotros mismos. Si logramos esto, si actuamos moralmente, si somos más humanos en nuestra forma de vivir, de pensar, de sentir, de desear y de soñar, seguramente contribuiremos a que la sociedad sea más justa, seremos felices y, aunque no sea ese el fin último ni la fuente de la felicidad, también seremos exitosos.

Una reflexión de amigo y de ciudadano, que espero recuerden en el futuro que ya es presente, cuando experimenten el éxito que merecen y que de seguro les llegará. Mis mejores deseos para todos ustedes, que sean felices y logren todo lo que sueñan.

 

Alberto Montoya Puyana

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