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Orgullo ciudadano superó dificultades para votar

Mar 15, 2006 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Everton Terres Cardoso
Oh gloria inmarcesible / oh júbilo inmortal
/ en surcos de dolores / el bien germina ya…
Con el himno nacional a las 8 a.m. comenzaron
las votaciones, también en el Colegio
Aurelio Martínez Mutis, de Ciudadela.
Allí, a esa hora, que suena temprano para
un domingo, Pedro Guevara, pensionado,
ingresa al recinto tras esperar más de una
hora en la puerta para ejercer su derecho
ciudadano.

“Salí de casa a las 6:20, vivo aquí cerquita,
unos 15 minutos, no más”, cuenta con
orgullo de ser el primero de una fila en la
que, antes de que se abrieran los portones,
ya estaban 72 personas. “Es un orgullo ser
el primero”, exclama Guevara, que siempre
madruga en elecciones para ser el primero
de la fila. “¡Deber ciudadano! ¡Un derecho
a reclamar! ¡La democracia!”, gritan detrás
en la fila.

“Es el primero de la mesa número uno”,
cuenta el policía Rodríguez, responsable
de revisar a los que entran. Realmente don
Pedro fue el primero en votar y orgulloso
puso los tarjetones en la urna vacía. “Voté
sin dificultad”, cuenta después de 3 minutos
en el cubículo de votación y con el dedo
marcado con tinta negra.“¡Es hasta las 4 esta vaina!”, grita alguien
en la fila. ¿Falta de paciencia? Les
costó trabajo a los jurados organizar todo:
tarjetones para Senado, para Cámara, cartillas
con las fotos, nombres y partidos de
los candidatos y muchos otros papeles les
dejaron enredados.

El que grita desde la fila es Hernando
Barón, profesor, que además de reclamar
por el retraso en la organización de la mesa
también dice que en estas elecciones se tarda
más porque hay mucha gente de la tercera
edad. Evaluación equivocada del quinto
votante de la mesa porque, a pesar de la edad avanzada de todos los que estaban delante él, no demoraron más de 3 minutos cada
uno para marcar sus votos. Siempre lo que
tardaba era que les entregaran el certificado
de votación y les pintaran el dedo.

La dificultad mencionada por Barón
también era compartida por la mayoría de
jurados con experiencia en elecciones anteriores.

A la profesora universitaria y psicóloga
Aura Luz Castro también le parecía quehabría mucha dificultad con los tarjetones.

“Me siento un poco confundida, no están
las fotos de los candidatos”, reclama con
el conocimiento de más de 10 elecciones
como jurado.

Varios votantes sintieron la misma dificultad. Luego de sufragar en la mesa 19
del Colegio Martínez Mutis, la empleada
doméstica Rosalba Álvarez dice que le
pareció más difícil esta vez. “Si uno marca
bien el partido y se equivoca en el candidato,
se anula el voto”, comenta con convicción
de quien quiere hacer la diferencia en el
resultado de las elecciones.

Gloria Calderón, ama de casa, tardó 7
minutos para votar en la misma mesa. “Este
año estuvo más difícil. Uno no entiende el
voto preferente, entonces me tocó buscar en
la cartilla”, protesta.

Desinformación sobre en qué mesa votar,
falta de comprensión del nuevo sistema
electoral y tardanza en los trámites para
el sufragio originaron largas filas que al
final no fueron obstáculo para que la gente
ejerciera el derecho ciudadano de elegir
senadores y representantes.

Así como el orgulloso Pedro Guevara,
primer votante de la mesa uno del Aurelio
Martínez, la gente votó. No todos fueron
primeros y orgullosos como él, pero sí
votaron. El deber ciudadano fue cumplido
y el derecho a reclamar, utilizado. La democracia
se puso en práctica.

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