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Patadas al destino

Jun 19, 2007 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Texto y fotos Johan Triana Berdugo
jtriana@unab.edu.co

Una y otra vez repite el ejercicio con ni?os entre los seis y 18 a?os, que con guayos o tenis de tela o rotos, anhelan meter un gol.

Ese cale?o de 48 a?os, exjugador del Deportivo Cali y quien figura hace parte de los miles de desplazado de la violencia que han llegado a Bucaramanga, se hizo la idea de formar una escuela de f?tbol en cualquier sector, y el elegido fue el barrio Los Comuneros. Con el tiempo, las ganas y el esfuerzo de este personaje de piel trigue?a, oscura cabellera larga te?ida por algunas canas, logr? consolidar un club deportivo acreditado por la Liga de F?tbol.
La idea de hacer posible este deseo, surge de su vida atada al f?tbol, a la ense?anza y la colaboraci?n social, pues en Cali tambi?n dirigi? j?venes humildes en escuelas de balompi? que suministraban jugadores a otras de renombre, como Boca Juniors y Pedro Sarmiento Lora. Hace cuatro a?os, cuando ?me baj? de un bus, me sent? en las escaleras y vi jugar a los ni?os?, le surgi? la idea de formar ni?os con nivel competitivo, es decir, jugadores de alto rendimiento que puedan salir a jugar profesionalmente, pues piensa que ?aqu? en Santander hay mucho futuro en el deporte, aunque no exista apoyo de la empresa privada ni del gobierno, y muchos menos con el manejo que la clase pol?tica le da al f?tbol de Santander?.
La cancha de Cristo Rey est? en medio del barrio Los Comuneros. A su alrededor hay establecimientos comerciales, papeler?as, cafeter?as, salas de Internet, un ?bebedero? camuflado como cafeter?a, frecuentado por estudiantes de la Universidad Santo Tom?s de la sede de la calle novena. Tambi?n en ese mismo parque, se encuentran otras personas que como el ?profe?, se ganan la vida vendiendo refrescos, cigarrillos y dulces, frutas y algunos taxistas que, bajo la sombra que les ofrece un enorme ?rbol, esperan cualquier pasajero.
El Club Deportivo Cristo Rey del cual Jes?s Amaya tambi?n es presidente, cuenta con casi 140 jugadores repartidos en seis categor?as: lecheritos, sub10, sub12, sub14, sub16 y sub18, de los cuales solamente 30 ? 35 pueden pagar la mensualidad de 9 mil pesos. Comparada con la de otras escuelas de f?tbol, como la de Atl?tico Bucaramanga, (40 mil pesos mensuales sin transporte), resulta una tarifa reducida, pero la realidad es que para algunos padres de esos jugadores, sacar esos nueve mil pesos cada mes, equivale a dejar de comprar elementos b?sicos de la canasta familiar.
De manera espor?dica y generalmente en los periodos previos a elecciones, algunos candidatos ofrecen ayudas de manera ?desinteresada?, seg?n cuenta el ?profe? Amaya, para quien su sacrificio se ve recompensado moment?neamente con el patrocinio de 10 jugadores de su equipo, es decir, le aumenta 90 mil pesos a su sueldo de 160 o 170 mil pesos mensuales, de los cuales cada treinta d?as, debe sacar 150 mil para pagar su arriendo. ?Y lo dem?s?, haci?ndole gambetas y fintas al hambre con un tinto y un cigarro, que le f?a una se?ora de una cafeter?a del sector, pues los 20 ? 30 mil pesos que le sobran de su sueldo, se los gasta en diligencias, llamadas, papeler?a, y cuanta vuelta tiene que ver con su Club.
Este Club, registrado dentro de los 156 de la Liga de F?tbol de Santander, apenas tiene para comprar algo tan b?sico y necesario para jugar f?tbol: un bal?n. Pero a falta de uno, y aunque suene ir?nico, tienen tres, pero desinflados, viejos y livianos, tanto que pareciera que los m?s peque?os y d?biles, patearan como Humberto Mendoza, un jugador santandereano de fort?sima pegada, que sali? de estas canchas.
Con el apoyo del presidente de la Junta de Acci?n Comunal del barrio Los Comuneros, algunos padres y vecinos del sector, las rifas y actividades para reunir dinero en beneficio de sus muchachos, son una de las maneras como ellos mantienen levantada esta instituci?n. Adem?s de ense?arles c?mo patear, cabecear, marcar y anotar, esto tambi?n contribuye a que los ni?os y vecinos se mantengan alejados del alcohol, la droga y la delincuencia. ?El deporte construye caminos de paz?, reza el eslogan del Club de f?tbol de Cristo Rey.
Para Mar?a Eugenia Rueda, una se?ora de 33 a?os que est? sentada en las escaleras empolvadas de la cancha viendo la pr?ctica, llevar a sus dos hijos a entrenar al equipo del barrio, sirve ?para que tengan un proyecci?n con el deporte hacia el futuro, y con la colaboraci?n del profe, mantenemos ocupados, motivados y apartados a nuestros ni?os de cosas malas?.
De repente un grito paraliza el entrenamiento. Uno de los ni?os que corre por el lateral hace un pase largo e impreciso para un compa?ero que espera atento en el centro del ?rea para cabecear y tal vez, anotar. La voz fuerte de Jes?s Amaya, no es ni mucho menos un rega?o, es una recomendaci?n para los otros 23 ni?os que hacen dos filas detr?s de los balones viejos para que no hagan lo mismo.
?scar Araque o el ?Polaco?, como lo conocen en el barrio, y en el equipo debido a su cabello amarillento y piel blancuzca, es, a sus 10 a?os de edad, una de las promesas de este Club. ?Su gambeta corta y enganche se parecen a las de Willington Ortiz?, asegura Amaya, quien al igual que su muchacho, tambi?n le hace regates a la vida, al hambre. Desde hace seis meses ?scar entrena en esa cancha de tierra, encerrada por unas mallas azules para evitar que el bal?n se vaya a la calle, esa misma que sus pap?s evitan para ellos; adem?s est? tristemente ?adornada? por bolsas de agua vac?as. Y en ese escenario fue donde? ?empez? a gustarme todo lo que hago con el Club y con mis amigos?, afirma el ?Polaco?, quien est? triste por el viaje que har? el Club a Medell?n y del cual no podr? hacer parte, debido a la falta de dinero.
Una de las virtudes de Amaya, y por la cual es reconocido no s?lo en su barrio, sino en otros lugares, pues llegan ni?os de Villa Rosa, El Bosque, La Independencia, el sector norte de la ciudad e inclusive algunos de Campo Hermoso, es la combinaci?n inevitable de disciplina y juego. Si alguno de sus disc?pulos no rinde en la cancha, no juega los partidos importantes de Liga y torneos, aunque entrene regularmente. Esto les sirve ?seg?n Amaya? para que la educaci?n sea una motivaci?n por ser alguien en la vida, porque ?yo lo hago por ellos, no por m?,? pues el d?a que est?n arriba, en un equipo profesional, se olvidan de uno, ni lo voltean a mirar?, certifica el entrenador, quien vigilado por la mirada fija de algunos de sus ni?os mientras conversaba, agreg? lo siguiente: ?Eso mismo me pas? con Jairo ?el Tigre? Castillo, a quien tuve desde que era un ?peladito? en Cali, y ahora, cuando se le acercan ni?os como ?stos, les dice que no lo jodan, que no lo molesten?.
Son 139 j?venes y ni?os quienes a punta de amor y de ganas, han hecho posible que el sue?o del ?profe? Amaya se haya hecho realidad. Sin embargo, aunque para muchos de los 27.650 jugadores que est?n inscritos en la Liga de F?tbol del departamento, ?ste parezca un grupo min?sculo, para ?l la idea de ser reconocidos por surgir de la nada es la raz?n que lo mantiene en pie para brindarles a los ni?os del barrio Los Comuneros una oportunidad para salir, crecer y sobre todo, para alejarse de los riesgos que ofrece la calle.

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