Integridad, colaboración y creatividad. Estas son las tres palabras consignadas en la tarjeta que Juan Carlos Echeverry Garzón (Ibagué, 1962) reparte en cada lugar donde hace la presentación de su libro Salvar a Ecopetrol. Liderazgo en tiempos de crisis.
Echa mano de variopintos personajes como el líder sudafricano Nelson Rolihlahla Mandela, el técnico argentino José Néstor Pékerman y el nobel colombiano Gabriel García Márquez: “Lo que digo – lo que hago”, “Mi equipo importa + que mis jugadas” y “Mis ideas valen cuando las transmito”, respectivamente.
El expresidente de la estatal petrolera (2015-2017), quien también se desempeñó como ministro de Hacienda (2010-2012) y director nacional de Planeación (2000-2002), estuvo en la Universidad UNAB el pasado 13 de marzo hablando de su obra ante más de 120 directivos, estudiantes y docentes quienes escucharon cómo Ecopetrol pudo sortear la grave crisis tras el derrumbe de los precios del crudo y descalabros como la construcción de la Refinería de Cartagena (considerado el peor escándalo de corrupción en la historia de Colombia).
Este economista que en 2022 fue precandidato a la Presidencia de la República a nombre del movimiento Equipo por Colombia, señaló que su libro apunta a “qué se necesita para llegar a una empresa pública, con una cultura muy fuerte y no siempre buena, y una empresa en crisis, y cómo lo que importa es la gente, porque muchos creen que las empresas son el estado de pérdidas y ganancias, o los taladros, los edificios y los computadores, pero cualquier organización es gente, gente, gente… Si tú cambias la gente o le das el poder de hacer cosas buenas y la montas en una transformación eso no tiene límites, porque la gente sola resuelve los problemas; y sino no haces nada”.
En su opinión, el éxito de su gestión se derivó de esa concepción de “entrarles a los empleados por el sistema nervioso central y no solo por la cabeza, por la mística y entender que cada uno tiene una transformación y está en un proceso”.
Echeverry Garzón también se refiere a la ética, “que no solo es un código o unas normas, sino que hay que gerenciarla, como todo en la vida, y hay que estar encima de eso para que se cumpla”.
El capítulo más extenso de “Salvar a Ecopetrol” es en el que explica los pormenores del caso Reficar, pero también incluye seis entrevistas a coequiperos que lo acompañaron en esa misión al frente de la empresa más robusta de este país. “Uno de presidente de Ecopetrol dice que uno fue el que hizo esto o lo otro, pero en realidad es otra gente quien hace las cosas. Uno es un director de orquesta porque toca el violín, pero quien hace la producción o la refinación es otra gente”.
Por último, Echeverry Garzón se mete en el debate de “si uno tiene que sacrificar a Ecopetrol para salvar al mundo y si Colombia se tiene que sacrificar para salvar al mundo en el cambio climático. Muestro que eso es una dicotomía falsa y un delirio de Colombia, Venezuela y México. Porque Colombia, como Brasil o como Arabia Saudita o Estados Unidos tiene que seguir produciendo petróleo. Entonces ese es un debate falso, aunque hay que hacer la transición energética”.
Desde el punto de vista de este defensor de la fracturación hidráulica (fracking) para extraer combustibles fósiles en el Magdalena Medio y otras partes del país, “el petróleo es casi el ochenta por ciento de la energía del mundo y todos los días hay ocho mil millones de personas a quienes hay que darles de comer, de vestir, transportarlas, conectarlas a computadores y eso requiere de mucha energía. Entonces para remplazar al petróleo se necesita que las otras energías sean igualmente abundantes y disponibles, pero también más baratas. Eso científicamente todavía no estamos ahí, porque para las energías alternativas se necesita un montón de minerales que no están en suficiente cantidad y que encontrarlos sale a unos costos mucho mayores”.
Para atizar la polémica, el expresidente de Ecopetrol asevera que “las metas que se ponen los políticos y los presidentes son para la galería, pero no quiere decir que sean realistas porque el petróleo se va a morir mucho más lentamente de lo que se cree. El petróleo no se va a morir en veinte o veinticinco años, entonces lo que importa es ser eficiente, eficaz y producirlo barato. Yo no soy ni antipetróleo ni propetróleo, como no soy ni antitomate ni protomate. Uno como economista no puede enamorarse de las cosas ni odiarlas. La gente quiere tomates y quiere gasolina. Este computador, esta grabadora, las gafas que tenemos, todos fueron hechos con derivados del petróleo. Lo importante es que Ecopetrol sea de las últimas petroleras que muera”.
Juan Carlos Echeverry sostiene que no se considera un salvador o un mesías, “pero sí manejo crisis y la madre de las soluciones siempre es la misma: suba los ingresos y baje los gastos”. Subraya que en su paso por Ecopetrol, por ejemplo, redujo a casi la mitad los gastos de operación pasándolos de sesenta y cinco dólares a treinta y cinco dólares por barril.
El exdecano de Economía de la Universidad de los Andes y actual comentarista de Caracol Radio así como copresidente del administrador de fondos de capital privado mexicano Ainda, publicó en 2019 su novela “En sitios más oscuros”, que narra el reencuentro con su padre y un viaje misterioso por los Llanos Orientales. También es autor de “Un año de soledad. Crónica y lecciones de un político primíparo” y “El siglo XXI empezó en 2020”.
