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Proliferación de centros de estética impide controles

Oct 11, 2010 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Según la Secretaría de Salud Municipal, en Bucaramanga existen alrededor de 80 centros de estética y spa y 700 salones de belleza, además de servicios domiciliarios que realizan tratamientos estéticos, en los cuales, debe primar la salud ante el afán por  la belleza.
Por Laura Isabel Ocazionez Gómez                                                                             locazionez@unab.edu.co
La ley 711 de 2001 prohíbe la práctica de procedimientos invasivos para esteticistas, es decir, no pueden realizar  técnicas médicas que invaden el cuerpo, ni cortar o punzar la piel o insertar instrumentos dentro de él. “Únicamente enseñamos procedimientos invasivos a profesionales de la salud”, advirtió Janeth Rocío Tibamoza Valdivieso, médica especialista en medicina estética y docente del centro de educación MAE, Medicina Alternativa y Estética.
Sin embargo, resaltó que MAE se hace responsable de brindar una enseñanza adecuada para preparar profesionales que presten un servicio confiable y de calidad,  pero no de garantizar la actitud ética en la vida profesional de sus estudiantes, “eso depende de cada quién”, expresó Tibamoza Valdivieso. “Infortunadamente existen casos en los cuales esteticistas se atribuyen el papel de médicos y realizan procedimientos invasivos”, agregó Janeth Tibamoza.
Según María Andrea Villegas, médica cirujana con master en medicina estética, los procedimientos invasivos pueden ser tanto quirúrgicos, que sólo pueden ser llevados a cabo por un médico cirujano plástico, como no quirúrgicos, los cuales puede realizar un médico estético.
“Los médicos estéticos no deben hacer ningún procedimiento quirúrgico que además está diseñado para efectuarse en un quirófano libre de bacterias que cuente con todas las herramientas necesarias para la intervención”, aclaró la médica cirujana y afirmó que el uso de agujas para la aplicación de botox, ácido hialurónico y la mesoterapia son algunas de las funciones para las que un médico estético sí está capacitado.
Villegas manifestó preocupación ante la aparición de implantes derivados del Poli- metíl metacrilato que se inyectan con aguja de calibre especial invadiendo la parte muscular de los glúteos y la parte grasa de los mismos. “Cinco de cada cien personas que se realizan dicho procedimiento presentan complicaciones”, resaltó.
Entre las reacciones más frecuentes se encuentran el endurecimiento del producto (similar a una piedra), inflamaciones, oscurecimiento de la piel por infección de la zona, “en muchos casos hay incluso la necesidad de extraer el material”, señaló Villegas. Reiteró que la única molécula que no presenta ninguna complicación al ser inyectada es  el ácido hialurónico, “éste sólo existe en Colombia en pequeñas presentaciones de un centímetro cúbico que  tiene un valor aproximado de 700 mil pesos, por lo tanto, sólo se usa para cubrir las líneas de expresión profundas o surcos de la cara”,  advirtió la cirujana y complementó que en el exterior se consiguen ampollas de 20 centímetros cúbicos por un valor aproximado de 1.500 dólares, es decir, alrededor de tres millones de pesos.
“Para rellenar los glúteos se necesitan aproximadamente setecientos centímetros cúbicos de ácido hialurónico, por lo tanto, el cliente debe perder credibilidad cuando le ofrecen este producto”, precisó Villegas, manifestando que uno de los problemas es que las personas desconocen la composición de lo que les aplican.
La joven bumanguesa Silvia Vanesa Corzo Ríos quería someterse a un aumento de glúteos, pero estéticamente no le gustaba como se veían con implantes, entonces inició la búsqueda en centros de Spa donde aseguró que le pintaban maravillas, “me decían que tardaba hora y media el procedimiento, sin incapacidad, que me inyectarían acido hialurónico, que no quedaban cicatrices y sí una apariencia natural”, expresó.
Narró que los precios variaban entre dos y tres millones de pesos, hasta que encontró un lugar en el cual le realizaban algo similar por tan solo 400 mil. “El aspecto de ese Spa no era el mejor, pero incluía un paquete de máquinas y chupas para levantamiento por sesiones, además de  lo que allá le llamaban ampolletas, que era la inyección de un producto para aumentar, que a propósito, nunca supe qué era”, dijo la joven.
Recalcó que con esos precios no lo pensó dos veces y pagó de una vez el paquete. Cuando inició las secciones conoció una joven de 23 años, que empezó a ir con ella en los mismos horarios. “Afortunadamente amigos me hicieron caer en cuenta del error que estaba cometiendo, sólo aproveche las máquinas y las chupas y no me dejé aplicar las supuestas ampolletas”, aclaró Silvia Vanesa. A la otra joven que asistía al lugar sí la alcanzaron a inyectar  y se le presentaron fuertes dolores, pigmentación y hematomas, según Silvia, ella manifiesta  ese como el peor error, lamentándose diariamente.
La esteticista Silvia Saavedra Noriega, del Centro de Spa y Belleza ‘Kariu’, dice que los Spa están diseñados básicamente para que la gente se relaje y que por esta razón allí no hacen procedimientos invasivos. “Yo sé hacer ese tipo de intervenciones pero no puedo ponerlas en práctica, la ley y el spa me lo impiden”, señaló la esteticista.
Aclaró a 15 que ella no aprendió a hacer procedimientos invasivos en el centro de educación en el que se preparó, pero que en los lugares en los que antes trabajaba le enseñaron de manera empírica a realizarlos. Silvia Saavedra dice que los clientes muchas veces son los que más incitan a que esteticistas realicen invasivos, ya que  presionan mucho por el afán de lucir bien. “Cuando los médicos no se encontraban le decían a uno que no importaba, que uno había visto y que eso no era nada del otro mundo, que no pasa nada”, puntualizó Saavedra Noriega.
Los spa y centros de estética tienen a quién rendirle cuentas. Gina Lucía Galindo Montenegro, técnica en el área de salud y encargada del programa Salas de Belleza, Centros de Estética y Spa de la Alcaldía de Bucaramanga  dice que ellos le hacen inspección, vigilancia y control a estos establecimientos, por medio de visitas inesperadas, especialmente en las comunas 12, 13 y 15, es decir, en Cabecera, en El Prado y en el Centro, donde más se concentra ese negocio. Afirma que revisan que todo se encuentre en orden, entre ello,  las condiciones del lugar, el uso de los residuos, los uniformes e implementos y que esteticistas no estén haciendo procedimientos que no les corresponden.
A pesar de ello, no existen cifras claras acerca de las visitas que han llevado a cabo y hasta el momento no se ha realizado ninguna sanción, o porque los centros de estética cumplen en los plazos determinados o porque sus dueños optan por darles cierre, resaltó Gina Galindo. 
La funcionaria advierte que si observan máquinas o productos no confiables como pastillas o tarros con cremas pueden  pasarlos a un análisis y hasta que no sean revisados no pueden continuar en uso. Es el  Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, el encargado de revisar las sustancias y medicamentos que utilizan en dichos establecimientos.
La técnica en el área de salud advirtió que aunque ellos cumplen una función importante para disminuir los riesgos en la población, los servicios domiciliarios siguen siendo un problema y es ahí cuando la persona debe ser responsable de lo que va a hacer con su cuerpo y con su salud al solicitar un servicio estético.
Recordó también que ellos están para el servicio de la población y por lo tanto si existe alguna queja o sospecha de malas condiciones de centros de estética o spa de la ciudad, incluyendo el mal uso de  medicamentos, sustancias o implementos, es necesario que lo informen a la Secretaría de Salud Municipal, usted se puede comunicar marcando al 6337000 , preferiblemente en las horas de la mañana.

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