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La tecnologi?a al servicio de la informacio?n

Oct 25, 2021 | Institucional

Por Luis Fernando Rueda Vivas* 

La imagen es perturbadora. Un joven, en una calle semioscura, camina sobre un ande?n, en el margen derecho de una vi?a, cuando una patrulla policiaca aparece en el encuadre, se dirige hacia el muchacho y en menos de cinco segundos lo alcanza para propinarle una descarga con un Teaser, un arma no letal usada generalmente para reducir a una persona sin causarle dan?os fi?sicos. El sujeto cae al piso y queda tendido en el suelo.

La escena fue reproducida por las redes sociales, en las primeras noches de la protesta social que se desato? en Colombia hace ya ma?s de seis meses, y logro? convertirse en contenido viral durante una noche, en la cual la grabacio?n sirvio? para atizar la hoguera de la confusio?n, llegando a ser la pieza clave de un supuesto homicidio cometido por la autoridad en la capital santandereana. En apenas quince segundos quedaba en evidencia la brutalidad policial y se poni?a a rodar el rumor sobre la pe?rdida de la vida de un estudiante universitario el cual, incluso, circulo? con nombre propio.

El dan?o estaba hecho. La escena, lograda en un solo corte con un tele?fono mo?vil, produjo el efecto deseado y en la memoria de miles de personas quedo? grabado el testimonio fiel, incontrovertible, de la muerte a sangre fri?a de un estudiante colombiano en medio de las protestas. ¿Quie?n discute ante semejante evidencia grabada en video que esto no fue asi?? Pero, ¿alguien se pregunto? que? paso? antes de la escena y luego de ella?

El poder de la informacio?n ya no es exclusivo de los medios de comunicacio?n. Un ciudadano cualquiera, con un dispositivo mo?vil que es ma?s ca?mara que tele?fono puede, fa?cilmente, casi sin pensarlo, lograr la atencio?n de una audiencia espora?dica, sin ningu?n control, que no tiene el rigor obligado del periodismo para compartir material que a la postre, en las peores manos, puede desatar fa?cilmente una tragedia.

El escritor, profesor y filo?sofo tunecino, Pierre Le?vy, autor de obras como Cibercultura, Ciberdemocracia y ¿Que? es lo virtual?, avizoro? treinta an?os atra?s que con la irrupcio?n de la digitalizacio?n el ser humano entraba en una nueva etapa. Y no se equivoco?. “Para mi? era evidente que todo aquello se iba a convertir en el nuevo gran medio de comunicacio?n. Y que la prensa escrita, la radio y la televisio?n no es que fuesen a desaparecer, pero si? que iban a quedar completamente recontextualizadas en un medio mucho ma?s poderoso”, resen?o? el intelectual hace poco en un reportaje concedido para el diario El Pai?s de Madrid (Espan?a).

Lo que hace tres de?cadas atra?s era un asunto de las grandes cadenas de televisio?n hoy se resuelve en un tele?fono celular, el cual incorpora herramientas que hacen posible a un aficionado editar, cortar, subtitular o transmitir en vivo, desde que la cobertura de la red de internet lo permita, sin que medie sobre e?l ningu?n filtro diferente al instinto. Los eruditos en la materia lo llaman prosumidor, una persona que produce sus propios contenidos, los distribuye por sus medios (canales y redes sociales) y es a la vez consumidor. Y eso tiene tanto de bueno como de malo.

Marta Peirano, periodista y escritora, le ha seguido la pista durante an?os a la evolucio?n de un concepto que denomina ‘la economi?a de la atencio?n’. ¿Cua?nto tiempo pasamos a diario en frente a un celular deslizando la pantalla verticalmente? ¿Por que? nos resulta tan dificil salir de una red social como Facebook, Instagram o Twitter para concentrarnos en otra accio?n? ¿Co?mo se explica que la serie que estoy viendo en Netflix se reproduzca capitulo a capitulo de forma automa?tica casi sin dejarme tomar la decisio?n de determe? La magia esta?, por un lado, en la atraccio?n que sentimos hacia las ima?genes. Es el espejo de nuestras propias vidas, lo que hacemos y lo que deseamos, y eso no es un hallazgo cercano, viene del cine y la televisio?n, un siglo atra?s.

Segu?n Peirano, los usuarios se pasan (o pasamos) una media de tres horas diarias mirando la pequen?a pantalla del mo?vil. Uno de cada cuatro usuarios lo hace siete horas al di?a. “Desbloqueamos nuestros mo?viles una media de ciento cincuenta veces al di?a y no sabemos por que?”. Para esta investigadora “lo que quiere la tecnologi?a que hay dentro de tu mo?vil es engagment. El engagment es la cumbre de la felicidad de la economi?a de la atencio?n”.

Cada clic, el tiempo que duramos viendo un video, las pa?ginas que consultamos, la informacio?n que publicamos, las fotos que compartimos y los likes que damos configuran informacio?n que las grandes empresas tecnolo?gicas convierten en dinero a trave?s de esti?mulos inconcientes que nuestro cerebro desarrolla por la atraccio?n hacia las pantallas.

Y en medio de ello existen toneladas de informacio?n que segmentan las audiencias de la manera que los algoritmos lo decidan. Bueno, los algoritmos no se manejan solos, obedecen a alguien que ha dado una instruccio?n, pero esa no es la discusio?n ahora. Ya no es un canal, son millones de canales y decenas de aplicaciones que la democracia digital ha posibilitado. El usuario tiene el poder de seleccionar que? quiere consumir y co?mo se quiere informar.

Las narrativas audiovisuales, del otro lado, dejaron de ser hace rato un compendio exclusivo de productores y artistas del medio para pasar a ser un elemento que la tecnologi?a libero?. El co?mo es la pregunta a resolver. De que? manera, en el caso de los medios de comunicacio?n, se compite en el buen sentido de la palabra con cientos de miles de posibilidades de relatos, grabaciones, ca?maras de seguridad, fotografi?as, sonidos, textos y testimonios que van y vienen, generando ese caos informativo en el que impera la desinformacio?n.

La tecnologi?a esta? hecha para usarla. Alexandra Garci?a es una periodista visual que trabajo? en la redaccio?n digital de The New York Times. Ella se convirtio? en una especialista en encontrar esas historias con un enfoque diferente a las tradicionales impuestas por los medios de comunicacio?n. El Mundial de Fu?tbol Brasil 2014 le permitio? hacer un trabajo maravilloso a partir del hincha carioca que, en el gigante suramericano, vive el fu?tbol con pasio?n. Su apuesta no fue seguir a la seleccio?n local, su trabajo se concentro? en captar la reaccio?n de los seguidores de la ‘canarinha’ afuera del estadio, en el mundo real, el de las oficinas y sitios en los que la gente del comu?n segui?a las incidencias del equipo auriverde, por televisio?n, y logro? una pieza magistral con el primer gol del onceno brasilen?o. Ver aquí 

“Cuando trabaje? por primera vez en video en 2005 teni?amos que grabar todas nuestras entrevistas en planos muy cerrados, porque el video se desplegari?a muy pequen?o, y muy comprimido, para que pudiera verse bien con el ancho de banda de ese momento. Hoy grabamos productos en alta definicio?n que pueden verse en pantallas grandes o en dispositivos mo?viles. No tengo un televisor y puedo ver todo el contenido en video cuando quiero. La gente ya no debe hacer citas para ver lo que quiere ver, pues ahora puede descargar en li?nea a varios dispositivos. Ca?maras de baja velocidad, que crecientemente han bajado de precio, le permiten a la gente ver cosas de formas que antes eran imposibles. Creo que buena parte de la innovacio?n en visualizacio?n de datos en contenidos noticiosos le ayuda al pu?blico a entender el mundo que lo rodea de otra manera”, dijo la reportera al perio?dico El Espectador en septiembre de 2014.

El medio digital de periodismo independiente Cerosetenta, auspiciado por el Centro de Estudios de Periodismo de la Universidad de los Andes, es referente por la forma en que ha abordado trabajos de reconstruccio?n de hechos e investigacio?n multimedia. ‘El segundo a segundo del disparo que mato? a Dilan Cruz’, Siete horas de angustia en la Modelo’ y ‘La oscura noche del #9S’ son los proyectos desarrollados por un equipo entusiasta de reporteros y productores que han elaborado investigaciones multimedia de reconstruccio?n para poner la lupa sobre casos de abuso de autoridad y represio?n que los medios tradicionales dejan en el olvido.

La tra?gica noche del 9 de septiembre de 2020, en la que murieron cerca de diez personas en Bogota? por el asesinato de Javier Ordon?ez en un CAI de la Polici?a, lo que desato? la furia ciudadana, fue reconstruida a partir de ma?s de 200 grabaciones de video que fueron publicadas en las redes y que sirvieron, a la postre, para ensamblar una pieza informativa en profundidad con los a?ngulos y la li?nea de tiempo de un caso que ensombrecio? la labor de la Polici?a Nacional.

En una resen?a en La Silla Vaci?a se explica que “Cerosetenta considera que la innovacio?n en sus proyectos es resultado de una mezcla de cuatro factores: el buen uso de la tecnologi?a, una narrativa que permita entender los hechos con exactitud, una metodologi?a de ana?lisis de audio y video reforzada por te?cnicas tradicionales de reporteri?a y un trabajo colaborativo con otros medios y con profesionales de otras disciplinas”.

La tecnologi?a al servicio de la produccio?n y no lo contario. Le?vy nos deja la siguiente reflexio?n: “si alguna vez sospeche? que este proceso de digitalizacio?n de las actividades humanas iba a ir tan lejos, le contesto: au?n no hemos visto nada, estamos en el arranque de todo eso”.

Quiza?s la historia del presunto homicidio en Floridablanca se hubiera podido resolver a partir de la construccio?n de un contexto, sin el afa?n de la inmediatez y la poca cordura que rodea la emocio?n de un instante que dispara el hacer clic para compartir, a partir de la inquietud de un ejercicio periodi?stico creativo y novedoso. Buena oportunidad. Ese es el camino.

*Comunicador Social, especialista en Periodismo Electro?nico, Magister en Comunicacio?n Digital, director Oficina de Comunicación Organizacional UNAB.

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