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Rodrigo Parada Rueda, un abogado emprendedor

Sep 16, 2020 | Institucional

En esta edición de Generaciones UNAB, quisimos resaltar la labor de un abogado que decidió emprender, junto con el también Abogado UNAB, Juan Carlos Gómez Nieto, su firma de consultoría, Parada Gómez Abogados, está dedicada a la asesoría y acompañamiento judicial y extrajudicial de sus clientes, dentro de las distintas actuaciones relacionadas con el derecho sancionatorio, en especial en Derecho penal y disciplinario. http://paradagomez.com/

Parada Rueda es abogado y especialista en Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Bucaramanga; magister en Ciencias Penales y Criminológicas, especialista en Derecho Disciplinario y doctorando en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. También es docente universitario, conjuez de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, miembro fundador y directivo del Colegio de Abogado Penalistas de Colombia.  

  • ¿Cuál fue tu primer trabajo al graduarte de la Universidad? ¿Puedes contarnos un poco de esa experiencia?

Realmente una de las mayores fortunas que he tenido, ha sido la de poder trabajar de la mano del profesor Rodolfo Mantilla Jácome, quién, mientras yo hacía mi judicatura como monitor del consultorio jurídico de la UNAB, me permitió apoyarle en las labores que como abogado litigante desempeñaba. En ese momento me di cuenta que el ejercicio de la profesión ante los estrados judiciales, era lo que me apasionaba y lo que quería hacer como abogado.

Así, pues, mi primer trabajo se ha mantenido al día de hoy, como abogado litigante, a lo que debo sumarle que desde el primer momento la Universidad, y gracias al apoyo de las profesoras Yaneth Orellana y Gladys Rojas, me dio la oportunidad de iniciar mi ejercicio docente en el programa de Investigación Criminal y Ciencias Forenses.

Hoy día alterno mi labor como abogado litigante junto con la docencia, cuestión que me permite no solamente estar enterado de las novedades que a diario se presentan en el desarrollo de la profesión, sino que también me obliga a estar preparado para responder ante las inquietudes de mis estudiantes.

  • Un abogado es independiente por naturaleza, ¿cómo surge la idea de emprender con tu propia firma de abogados? Cuéntanos un poco de ella.

En la Universidad tuve dos referentes muy importantes: en primera medida, el profesor Rodolfo Mantilla, quien me permitió trabajar de su mano; y, en segunda medida, y con una cercanía muy especial, el profesor Luis Francisco Casas Farfán, que, en aquel entonces, era abogado litigante. De él aprendí cómo se ejerce el litigio en términos de honestidad, tenacidad, pero por sobre encima de todo, en términos de independencia.  Siempre he sido un tanto contestatario, y por qué no decirlo, irreverente, y el espacio en el que advertía que efectivamente podía explotar el potencial que tengo, era el litigio. Afortunadamente el profesor Casas creyó en mí, y día a día me fue orientando para construir lo que hoy es una firma de abogados que se encarga de defender con entereza los intereses de las personas que lo necesitan.

  • ¿Cuál ha sido el mayor desafío que has tenido que enfrentar en tu ejercicio profesional y en la puesta en marcha de tu firma de abogados?

Paradójicamente, y como algo que creo que es necesario modificar de manera urgente, los que menos creemos en el potencial de las regiones, somos los que estamos en las regiones. Me refiero respecto a quienes no se encuentran en la ciudad de Bogotá, que es lo que denomino como “bogocentrismo”. Esto puede ser un impedimento para que personas con unas capacidades enormes, puedan brillar en escenarios nacionales. Hoy día enfrento una lucha que espero mantener hasta los últimos días del ejercicio profesional, y es aquella dirigida a hacerle entender a la comunidad en general, que fuera de la capital del país, existe muchísimo talento. El mayor desafío que enfrentamos es el de romper aquel paradigma y abrirnos campo en espacios que, por lo general, están reservados para quienes se encuentran fuera de las regiones.

Esta lucha no es nueva, ya el profesor Laureano Gómez la había iniciado hace muchos años, y creo que gracias a él se abrió un espacio para quienes veníamos atrás.

  • La mayoría de los integrantes de tu equipo de trabajo en tu firma son Abogados de la UNAB, ¿qué cualidades puedes destacar de los graduados de la UNAB?

Efectivamente y esto tiene una explicación: la capacidad de ser críticos a partir de una concepción liberal del derecho y de la vida en general. Podría pensarse que no, pero la academia marca una pauta muy importante en la formación y en las ideas de los estudiantes. Jamás en la Universidad Autónoma se me impidió exponer o defender una de mis ideas. Los egresados tenemos un sentido crítico, que en litigio es fundamental.

Recuerdo con mucho agrado una experiencia que se presentó con el doctor Juan Carlos Acuña Gutiérrez, que en aquel entonces era decano de la Facultad de Derecho. Yo iba a asistir a un evento académico externo y la facultad no me permitió ausentarme de clases, lo cual me pareció injusto. Saltando el conducto regular que existía, acudí a hablar con la vicerrectora académica, y al día siguiente recibí una llamada del doctor Acuña, quién me puso de presente que analizado el caso habían determinado que efectivamente contaba con el permiso correspondiente. Lo importante de la anécdota, es que la Universidad siempre me abrió las puertas para discrepar y jamás se me censuró por defender lo que consideré era lo apropiado. Curiosamente, este episodio permitió que se iniciara una amistad que hoy día se mantiene con Juan Carlos, que sabe que mis posiciones muchas veces van en contravía de lo que algunos directivos consideran, pero aun así me ha abierto las puertas para participar en cualquier escenario.

  • ¿Qué puedes destacar de la formación que te brindó el programa de Derecho de la UNAB?

Lo más importante para mí, es que la Universidad me enseñó a “pensar”, y no “qué pensar”.

  • ¿Qué extrañas de la UNAB?

Todo; realmente pasé momentos formidables en la Universidad. Pero hay algo que extraño muchísimo, y es el sentarme en la cafetería que llamábamos “kool”, a simplemente esperar el cambio de clases. Ahí formé amistades que hoy se mantienen.

  • ¿Qué consejos le darías a un recién graduado que está por iniciar su etapa laboral?

Mi consejo es el que siempre le doy a mis estudiantes: cuando afronten el mercado laboral, piensen con “la cabeza” y no con “el estómago”. Muchas veces se toman decisiones permanentes con base en situaciones temporales, partiendo de una especie de necesidad de incrementar el patrimonio y ahí es donde está el error.

  • Eres columnista del periódico Vanguardia ¿Cómo surgió esta oportunidad? ¿Cómo ha sido tu experiencia y qué es lo que más te ha gustado?

Este escenario aún esta en formación y por supuesto, como todos, hay que esperar el momento ideal. Por ahora soy una especie de columnista emergente, dónde, cuando el espacio lo permite y los temas pueden ser relevantes, se me permite expresar mis ideas. Aun cuando la paciencia no es mi mayor virtud, entiendo que todo toma tiempo y la credibilidad para los lectores se forma con dedicación. Gracias a la directora del periódico, Diana Giraldo, quien un día amablemente me permitió escribirle y pedirle el espacio. Ahí cobra relevancia lo que mi mamá dice muy seguido: “la cara del santo hace milagros.

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