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Tasas de interés y volatilidad de los mercados: un tema que nos toca a todos

Feb 23, 2023 | Graduados

Por: Julián Felipe Mejía Corredor

Ingeniero Financiero UNAB 2010 – Cum laude

Vicepresidente técnico y Financiero de la Asociación de Fiduciarias de Colombia – ASOFIDUCIARIAS

Hace unos días me propusieron escribir un artículo sobre tasas de interés y volatilidad de los mercados para el boletín Generaciones UNAB. Empiezo por decir que es un honor hacer parte de esta iniciativa. Como graduado de un colegio público de provincia, mi gratitud con la UNAB, con sus directivas, el cuerpo docente y administrativo, será eterna por la oportunidad que me dieron de acceder a educación superior con altos estándares de calidad y con una beca que, en esa época, otorgaban a los mejores bachilleres de los colegios de la región. Todo mi reconocimiento a la labor que desempeñan en el departamento.

El tema parece muy especializado pero trataré de explicarlo de forma práctica, lo cual es deseable pues las tasas de interés y la volatilidad de los mercados nos afectan a todos los ciudadanos todos los días. No importa la profesión que tengamos, ni el conocimiento que tengamos sobre finanzas o economía. Las tasas de interés y los mercados financieros impactan nuestras vidas cada día y no podemos escapar de ello. Veamos entonces desde lo macro a lo micro esto cómo funciona.  

Las tasas de interés se definen como el precio que pagamos o que nos pagan por el dinero, según el rol que tengamos en una transacción. Cuando le debemos plata a alguien, la tasa de interés es el precio que pagamos por el dinero que nos prestan. Cuando somos inversionistas o prestamos dinero, la tasa es el precio que nos pagan por destinar nuestros ahorros o excedentes de capital a un agente que lo necesita por algún periodo de tiempo.

En el mercado existen diferentes tipos de tasas de interés. Una de ellas es la tasa de interés de referencia de los mercados, que la definen los bancos centrales. Nuestro Banco de la República define la tasa de interés, la cual actualmente está fijada en 12,75%, un nivel que no se observaba desde el año 1999. Esta tasa impacta todas las transacciones que se dan en la economía y tiene como propósito fundamental controlar la inflación.

¿Cómo afecta esto a las personas? El mercado de tasas de interés se afecta por diferentes factores como el crecimiento económico, la inflación, la tasa de cambio de las monedas, entre otras variables económicas. Por ejemplo, cuando la economía crece a buen ritmo, es decir, que hay buenos niveles de producción en la industria o el sector de servicios y las personas consumen, se presenta el fenómeno de la inflación[1]. Cuando la inflación se incrementa por encima de la meta que establece el Banco de la República, como lo hemos visto en los últimos meses en Colombia y en el mundo, los Bancos Centrales actúan ajustando la tasa de interés de política monetaria o tasa de interés de referencia, principal herramienta que se usa para combatir la inflación.

La inflación en Colombia alcanzó un nivel de 13.12% para el cierre de 2022 y 13,25% para el periodo 12 meses al cierre de enero, datos que no veíamos en Colombia desde 1999. Múltiples factores han influido en esto: crisis de la cadena de suministros global por la pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania, desabastecimiento de alimentos y de algunos bienes, la devaluación del peso colombiano, y la buena dinámica del consumo de las personas después de la pandemia. Todo esto ha generado inflación en los precios de bienes y servicios en el mundo y en economías fuertes como la de Estados Unidos, y por supuesto, en una economía netamente importadora como la colombiana.

Cuando la economía más grande del mundo lucha contra la inflación, para nosotros es como un buque que pasa a alta velocidad y muy cerca de nuestra pequeña lancha. Estados Unidos sube sus tasas de interés (hoy a 4,75% con inflación de 6,40%), el dólar se fortalece frente a las demás monedas porque los inversionistas van a capturar allá mejores rendimientos con menor riesgo que en las economías emergentes, y en consecuencia, tenemos en Colombia salida de dólares (devaluación) y más inflación.

En este contexto tan complejo, el Banco de la República ha usado el instrumento de política monetaria subiendo la tasa de interés de referencia. Esto se hace con el fin de encarecer el precio del dinero con el que se financian los diferentes agentes de la economía, o dicho de otra forma, se sube la tasa de interés con la cual los bancos adquieren liquidez con el Banco Central. Como consecuencia, los bancos comerciales empiezan a subir las tasas de los créditos de consumo, tarjetas de crédito, créditos hipotecarios, créditos de vehículos, entre otros.

En la práctica esto implica que para las personas y las empresas es más costoso financiar el consumo y las actividades, respectivamente, desacelerando de esta manera el ritmo de crecimiento de los precios de los bienes y servicios, impactando además en el ritmo de crecimiento de la economía. Esta situación que vive la economía, metafóricamente, es como un carro que tiene la capacidad de ir a una velocidad máxima de 140 km/h y lo estamos manejando a 190 km/h. Se recalienta el motor y es necesario bajar las revoluciones un poco para estabilizarlo y manejarlo a una velocidad que sea acorde a su condición.  

Bajar la velocidad, a un ritmo que esté acorde con la capacidad de nuestro sistema productivo, implica subir necesariamente las tasas para encarecer el crédito con la intención de que las personas reduzcamos el consumo, nos apretemos un poco más el cinturón, y con ello, los precios de los bienes y servicios encuentren una senda de estabilización. Por esta razón hoy vemos tarjetas de crédito al 45% efectivo anual, créditos hipotecarios entre el 15% y 18% anual o créditos de libre inversión superiores al 25% según el perfil de riesgo del deudor.

Pero así como el crédito se ha encarecido, también hemos visto como las tasas de ahorro e inversión que ofrece el sistema financiero se han incrementado. Por ejemplo, actualmente los bancos con sus CDT ofrecen tasas entre el 15% y el 18% efectivo anual según los montos y los plazos, o los Fondos de Inversión Colectiva de perfil conservador que están rentando entre el 16% y el 18% efectivo anual, tasas que tampoco se observaban en dos décadas Esto abre oportunidades para quienes tienen recursos parqueados o debajo del colchón para proteger su dinero del “demonio” de la inflación. Los economistas afirman que la inflación es el peor impuesto que existe en una economía, pues no tiene contemplación, cobra directamente sobre el capital que disponen las personas y es altamente inequitativo al afectar con ferocidad a los más pobres. Por lo tanto, tener dinero ocioso o bajo el colchón, en un entorno de inflación de dos dígitos, implica que todos los días perdamos poder adquisitivo con ese dinero.

Todos estos movimientos de tasas en los mercados financieros nos afectan diariamente. Por eso es importante tener noción de lo que está pasando en el contexto económico local e internacional, informarse, preguntar y tener el control de nuestras finanzas personales para tomar siempre las mejores decisiones de gasto, ahorro e inversión para hacerle frente a lo que se presenta. De lo contrario, nos vemos expuestos a los riesgos que trae consigo el consumo y el endeudamiento a veces irresponsable, que nos puede llevar a dificultades financieras en un contexto como el actual.

Los analistas prevén un 2023 lleno de incertidumbre económica, con persistencia de la inflación global, con altas tasas de interés y con créditos costosos en la primera parte del año; con perspectiva de crecimiento económico que oscila entre el 1,1% y 1,5% luego del 7,5% observado en 2022 y con un dólar que continúa apreciándose respecto del peso y otras monedas.

Este complejo escenario requiere que tomemos decisiones responsables, bajemos el nivel de endeudamiento, contemos con un ahorro que sirva de fondo de emergencias y estemos alertas a lo que se va presentando en los mercados. Como nos decía un profesor de la UNAB en una clase que recuerdo con mucho aprecio: no hay almuerzo gratis y la ignorancia en estos temas no nos exime de ninguna responsabilidad sobre la estabilidad de nuestras finanzas.


[1] La inflación es la tasa de variación del índice de precios al consumidor (IPC), es decir, en cuánto subieron o bajaron en promedio los precios de los productos y servicios de la canasta básica familiar en un periodo de tiempo. 

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