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Tras la Plata en Tenis, Oro en Taekwondo

Nov 16, 2010 | Institucional

Por Pastor Virviescas Gómez
La satisfacción de la Medalla de Plata en la final de sencillos varones -obtenida por el tenista Julio Suárez Gómez-, no fue el único sorbo de gloria que probó la UNAB en los XIX Juegos Universitarios Nacionales. El sábado 30 de octubre, en la jornada de cierre de la justas, Dannys Daniel Julio Amaya se subió al podio para recibir la Medalla de Oro en Taekwondo.

La proeza tuvo lugar en el coliseo de la Fundación Colegio UIS, donde este joven nacido en Riohacha (Guajira) y estudiante de décimo semestre de Ingeniería en Energía, demostró que es el mejor en la Categoría Gallo Avanzados (58 a 63 kilogramos de peso y en la gama de cinturones verdes, azules y rojos) y por esa razón se colgó por segunda vez consecutiva la presea dorada, ratificando lo hecho en Manizales (Caldas) en la edición anterior.

Vivir la UNAB abordó a Dannys Daniel en una tregua que le dieron las últimas evaluaciones que le faltan para poder graduarse el próximo mes de diciembre y optar a una beca que le permita hacer realidad el sueño de estudiar inglés en Australia y adentrarse de lleno en el mundo de la energía solar fotovoltaica, o que la UNAB mientras tanto le otorgue una beca para cursar la Especialización en Gerencia de Recursos Energéticos.

Cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol, espíritu indomable, ciencia y amor. Estos son los siete fundamentos de un deporte que a primera vista se antoja como de bárbaros, pero que en realidad forma deportistas y seres humanos distintos, según explica sin titubear, mientras empieza el ritual de ponerse el uniforme blanco de combate que consta de pantalón largo, casaca, canillera, pechera, protector bucal, protector de genitales y casco, que le proporcionó Bienestar Universitario.

Para llegar a la final, Julio Amaya debió vencer a competidores de otras universidades de la ciudad y luego de la Zona Oriente, y ya en el torneo ‘despachó’ a dos rivales de la Universidad Nacional (sede Medellín) y la Universidad del Valle.

Su cinturón es rojo y está a un paso de alcanzar la cima, el cinturón negro, en este deporte originario de Corea, cuyo significado es “Camino del puño y la patada”.

Sin embargo, Dannys Daniel es un joven pausado, respetuoso y con disciplina que desde los años de bachillerato en el colegio Divina Pastora de su ciudad natal, comprendió rápidamente que el Taekwondo le serviría para mucho más que tener con qué defenderse cuando la ‘marea’ se pusiera pesada a la salida de una fiesta. Por eso es que el Taekwondo le ha enseñado a saludar con respeto a su adversario y a su maestro antes y después de cada combate, así gane o pierda.

Practica durante dos horas diarias, tres veces a la semana, junto a la decena de integrantes del equipo de la UNAB. Trota, hace flexiones, levanta pesas, ‘calienta’ y luego sigue al pie de la letra las indicaciones de su técnico Christian Ortega Sinning, quien alcanzó a participar en un mundial de la especialidad en Alemania, donde ocupó el puesto 16.

Esta es una disciplina exigente, que requiere de elasticidad y fuerza como para poner golpear con certeza en la cara del rival. Al nivel de Dannys Daniel cada pelea consta de tres episodios de dos minutos cada uno, por un minuto de descanso, al final de los cuales -si no ha resultado noqueado el rival- los tres árbitros de esquina darán a conocer su veredicto soportado en el puntaje acumulado durante el combate. A manera de ejemplo, una patada de frente en la pechera da un punto, giro con patada al pecho significa dos puntos patada a la cara reporta tres puntos, pero si el golpe es contundente y derriba al rival, éste recibirá un conteo de protección de diez segundos tras los cuales se pone en pie o se da por concluida la partida.

“La gracia es mirar qué técnica tiene el adversario y ver cómo uno puede sobreponerse a lo que él tiene; no es simplemente llegar a dar patadas”, explica Dannys Daniel, de 27 años.

Su fortaleza es su experiencia acumulada y su ‘buen hacha’ (patada de frente con el talón hacia la cara) y su debilidad, confiesa con reticencia para que nadie lo descifre, es que se relaja, con lo cual le da ventaja al adversario.

Este triunfo, como el conseguido hace un mes en la Categoría Pluma -63 a 68 kilogramos- del ‘Open Nacional’ llevado a cabo en el Centro de Alto Rendimiento de Bogotá, se los dedica a la memoria de su padre Serafín Francisco Julio, a su madre Ludgarda Amaya Murgas -una jubilada del Poder Judicial que vive en Riohacha-, a su abuela, a sus dos hermanos menores y a su novia Liliana García, ingeniera financiera egresada de la UNAB.

“Cualquier persona puede practicar Taekwondo siempre y cuando tenga las ganas. No lo hagan por cumplir, sino porque les gusta”, manifiesta Dannys Daniel, el soberano nacional de la Categoría Gallo que con tesón “y el favor de Dios y la Virgen” sacó adelante su formación profesional que comenzó en 2001 y dispuso del tiempo necesario para entregárselo al deporte y a la vida sana.

Dannys Daniel, el ingeniero campeón con nombre de cantante, concluye que está enamorado de la Ingeniería en Energía no solo por ser ‘un cuento diferente’, sino por el futuro que le espera a quienes se deciden por este programa en el que la UNAB es pionera.

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