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Un grito de libertad en el desierto

Dic 17, 2007 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Javier Sandoval Monta?ez y Pastor Virviescas G?mez

Enviados Especiales de 15

A las 8:30 de la ma?ana el profesor Gustavo Moncayo y su hija Yury Tatiana emprenden uno de los tramos m?s dif?ciles en su recorrido hasta Caracas (Venezuela). Est?n en Aratoca (Santander) y su prop?sito es llegar hasta Piedecuesta.

El Sol no puede ser m?s inclemente, la gruesa cadena atada a su cuello y mu?ecas se calienta, el pavimento empieza a desprender calor, como si quisiera derretir la suela de sus zapatos tenis. Despu?s de una larga recta que m?s parece una etapa de monta?a de una vuelta cicl?stica, Moncayo, de 55 a?os y Tatiana, de 21, divisan a los lejos el casi m?tico ca??n del Chicamocha.

Vienen con el est?mulo de haber recibido el Premio Nacional de Paz y ser escogidos por la revista Cambio como Personajes del A?o en su condici?n de v?ctimas, pero saben que tendr?n que pagar con sudor y l?grimas el precio de atravesar de d?a este capricho de la naturaleza.

Serpentean con coraje la carretera, solamente interrumpidos por automovilistas que frenan su marcha para obsequiarles una botella de agua, darles un billete o simplemente novelear. Tambi?n para que el profesor Moncayo saque del carro acompa?ante dos bolsas de pan y se les regale a una de las tantas familias que enfrentan el otro drama, el de la miseria en una regi?n ?rida, amarilla cuando no rojiza, en la que abundan las cabras que se confunden con los cactus.

Kil?metro tras kil?metro avanzan junto a otros cinco colombianos solidarios, dos polic?as vestidos de civil que les brindan protecci?n y un par de motorizados de la Polic?a de Carreteras que les abren paso. Hasta que en un recodo la ampolla del pie izquierdo amenaza con estallar y entonces Moncayo se sienta, pide una jeringa a la enfermera de la ambulancia de la Concesi?n Los Comuneros que lo asiste y procede a extraer el l?quido.

Se vuelve a poner en pie, para s?lo volver a parar al almuerzo en Menzuly de Panachi, donde devora con ansias una mojarra frita, se toma una limonada y prepara su mente para los kil?metros de descenso que le restan hasta el puente, para luego acometer la subida hasta Los Curos y por ?ltimo coronar Piedecuesta.

Este profesor de Sociales que en Sandon? (Nari?o) ense?a a sus estudiantes de primaria la geograf?a colombiana, no se imaginaba las condiciones de estas bre?as santandereanas. Sin embargo contin?a. A veces se pone a la par con su hija y empiezan a cantar rancheras o tonadas de Joaqu?n Sabina y Joan Manuel Serrat. En otras ocasiones saca su c?mara digital y le hace una foto a un mico que est? atado a un ?rbol o proporciona suero Pedialite, con sabor a cereza, a los periodistas de 15 al vernos el tono p?lido de unos se?oritos acostumbrados a la comodidad de la ciudad.

De un momento a otro ve que se ha distanciado de su hija y pregunta por ella. Se detuvo en la anterior curva, donde es imposible verla, pero all? est? la enfermera Sara Milena Su?rez aplic?ndole el microporo para que las plantas de sus pies resistan.

Empieza a caer la tarde y los caminantes deciden apretar el paso para al menos llegar hasta Los Curos, pero en el peaje una nube blanca de ni?os y ni?as que reci?n acaban de hacer la primera comuni?n se les abalanzan, les dan un abrazo, un beso y les piden hacerse una foto.

La pausa es bien recibida por sus organismos, pero la oscuridad ya no permite ver a m?s de 10 metros. No se reconocen los colores de la bandera nacional que no desampara la caravana. Al instante aparece la mano amiga de miembros de la Ong Compromiso, quienes les brindan un refajo y les hacen cuentas que es mejor comer un cabro asado con yuca y ensalada que arriesgarse a proseguir la marcha porque viene el ascenso y la v?a se torna estrecha y peligrosa.

Para no llevar la contraria, Moncayo, su hija y sus acompa?antes, se dejan tentar por el ofrecimiento de una morada en Menzuly y all?, apenas ven la fr?a piscina alimentada por el r?o Manco, se arrojan a relajar sus m?sculos y a dormir un rato porque ya llega el domingo y como sea deben llegar al "Pueblo de los garroteros", de donde saldr?n hacia Bucaramanga a celebrar el D?a de los Derechos Humanos, una fecha extra?a y distante para quienes tienen a su hijo y a su hermano secuestrado desde hace 3.650 d?as.

?D?nde est? su meta?

La meta es lograr la liberaci?n con vida de todos los secuestrados, sin que haya rescate por la fuerza y que con despeje o sin despeje se produzca un acuerdo humanitario.

?Qui?n puede ser la luz en este pa?s de ciegos?

Lastimosamente estamos bajo un r?gimen donde se quiere imponer todo por la fuerza y tal vez el pueblo colombiano est? acostumbrado a que eso sea as?.

Diez a?os de su hijo en cautiverio. ?Cu?l es el recuerdo que tiene de ?l?

El ?ltimo recuerdo que tengo es cuando lleg? de visita, faltando cerca de un mes para subir al cerro (4.200 metros sobre el nivel del mar). Un joven lleno de vida, con muchas ilusiones. Para nosotros un orgullo verlo convertido ya en una persona muy honorable, con uniforme, con su pinta y con todas sus cualidades y esa responsabilidad propias de un joven que est? comenzando su carrera.

?El costo de ?servirle a la Patria? puede ser tan alto como la condena a que lo devore la selva o perder la vida?

El costo es muy grande y no habr? con qu? pagar todo esto que se est? viviendo. El secuestro es tal vez uno de los males que no se lo deseo ni al peor de los enemigos. Pasar?n muchos a?os para que toda esa gran herida que nosotros hemos vivido cicatrice.

?En su coraz?n hay espacio para la revancha?

En ning?n momento. Lo que s? tenemos todos es un deseo grande por cambiar todo esto que estamos viviendo. Un deseo enorme de lograr la armon?a y la paz para que nuestros hijos y nietos reciban el legado que se merecen, una Colombia diferente a la actual, libre de secuestros y masacres, libre de extorsiones, desplazamientos masivos y exilios.

En la carretera la gente lo alienta y le dice ?que Dios lo lleve?. ?Usted qu? le pide al Creador?

No, yo no le pido. Solamente le agradezco al Se?or por todo lo que nos regala: la belleza del paisaje, la luz del d?a, la grandeza que se muestra a trav?s de la noche, las estrellas y el viento?

En medio del dolor de su protesta, en lugar de haber amargura vemos que se toma de la mano de su hija, cantan canciones y se dan ?nimo.

Para nosotros es fundamental tener un esp?ritu muy positivo e irradiarlo para que la gente as? mismo reciba ese mensaje, para que nuestros seres queridos all? en la selva o donde quiere que est?n sientan esa energ?a positiva, que les de fuerza para seguir soportando esta cruel situaci?n que estamos viviendo.

?C?mo romper esa insensibilidad de millones de colombianos que no se inmutan con el dolor de los dem?s y hasta de quienes se atreven a decir que Ingrid Betancourt est? por su voluntad?

Como dif?cil, pero a pesar de todo se ha gestado una nueva etapa de movilizaci?n en torno al drama de un secuestrado y creo que esto quedar? en la retina de muchas familias, as? como el drama de los dem?s secuestrados.

?En qu? t?rmino est?n sus relaciones con el presidente Uribe V?lez despu?s del encuentro en la Plaza de Bol?var de Bogot?, donde usted le dijo ?mentiroso??

No sabr?a decirlo porque no hemos tenido la posibilidad de volver a cruzar impresiones en diferente condici?n a como nos encontramos en la Plaza de Bol?var. Pero en la carpa s? le dije mentiroso, lo que pasa es que los medios de comunicaci?n no divulgaron esa partecita.

?Se arrepiente de algo que le dijo?

No, antes me arrepiento de no haberle dicho todo lo que ten?a que decirle. Qu? bueno ser?a que a nivel nacional se conociera el drama que hemos vivido nosotros, a diferencia de todo lo que muestran el Presidente y su equipo de trabajo.

?C?mo toma esta nueva propuesta lanzada por Uribe V?lez sobre una ?zona de encuentro? con las Farc con la mediaci?n de la Iglesia?

Es un sofisma de distracci?n, porque realmente que haya voluntad pol?tica y humana para poder realizar el acuerdo humanitario, lo veo muy lejano. En el Gobierno Nacional no ha habido en ning?n momento el inter?s por hacer el acuerdo humanitario; ponen muchas condiciones y muchos reparos, sabiendo que pueden hacerlo.

El Presidente Uribe enga?a con esta f?rmula porque parece que tuviera la intenci?n de hacerlo, pero no le interesa. 150 kil?metros cuadrados equivalen a 10 kil?metros de frente por 10 de fondo y creo que eso las Farc no lo van a aceptar y menos un sitio donde no haya poblaci?n y los puedan bombardear. Si las Farc aceptan ser?a el milagro m?s grande para que por fin nuestros seres queridos pudieran volver a la libertad, pero entre esa posibilidad y mil, creo que ser?a apenas una.

?Si tuviera al frente a Manuel Marulanda V?lez qu? har?a? ?qu? le dir?a?

Es muy dif?cil saber qu? lleva uno por dentro y c?mo puede expresar su dolor. En una situaci?n de esas todo lo que uno quiere decir se le viene a la mente y las palabras parece que se atragantan.

?C?mo ser? el reencuentro con Pablo Emilio?

Ser? hermoso. Tendr?a que abrazarlo muy fuerte para saber que est? ah? vivo y presente conmigo.

?En alg?n instante ha pensado mandar todo al carajo?

Siento mucha nostalgia porque de todas maneras es un sacrificio tener que dejar a mi familia, mi hogar y mi trabajo. En otras circunstancias podr?amos estar disfrutando estos bellos paisajes de Santander, pero hoy estoy enfrentado a un mundo diferente, a pesar de que hay un sentimiento grande de las personas por apoyarnos. Uno se ve como los desplazados, desarraigado de su tierra, de sus costumbres, de aquello que alg?n d?a luch? con tanto esmero para poder ver crear ese imperio que se llama hogar.

?Cu?l ha sido la experiencia m?s hermosa que ha tenido en esta larga caminata?

Todo es hermoso, pero seguimos en las mismas. Desde hace cinco a?os el Presidente Uribe diciendo que no hay despeje ni acuerdo humanitario, ?vamos a rescatar por la fuerza?; hoy la guerrilla diciendo que si no hay despeje de Florida y Pradera (Valle del Cauca) no hay acuerdo humanitario. Aunque existen nuevos interlocutores en el escenario, no ha cambiado absolutamente nada, tristemente mi hijo y las dem?s personas que a?n quedan vivas ah? siguen secuestradas. ?Esperanzas e ilusiones en qu?? Lo ?nico es que el pueblo colombiano se levantara en esa voz de protesta exigi?ndole al Presidente que aqu? no se trata de orgullos ni vanidades. Decirle igualmente a la guerrilla que estamos cansados de toda esta situaci?n y exigirles que deben sentarse en un sitio a negociar, con un tiempo l?mite y una veedur?a internacional. Poner toda la disposici?n para que se de ese proceso y una garant?a de que se va a respetar.

?Qu? les responde a los cr?ticos que descalifican su causa?

Me da tristeza saber la pobreza de esp?ritu que tienen, porque tal vez desconocen qu? es lo que sentimos y c?mo se han burlado de nosotros.

?Qu? sensaci?n tuvo al ver la dram?tica fotograf?a de Ingrid Betancourt en la primera p?gina de El Espectador?

Ese es el drama que viven todos los secuestrados, no solamente Ingrid. Mi hijo Pablo Emilio y Jos? Libio Mart?nez llegan a los diez a?os en cautiverio, mucho m?s tiempo que Ingrid, ?ser? que ellos est?n en mejores condiciones? ?ser? que mi familia o yo estamos bien o por el contrario estamos en las mismas condiciones? Que estamos libres, s?, pero nadie sabe internamente c?mo nos sentimos, cu?l es el dolor cotidiano que enfrentamos.

?Hay secuestrados de primera y segunda categor?a en Colombia?

Para el sistema s? y para muchos desafortunadamente la condici?n de ser humano cambia totalmente. Ya ni se dice los secuestrados de Patascoy o de Miraflores o de tal sitio, sino los polic?as y soldados secuestrados. Anteriormente al menos se les recordaba por el lugar donde fueron privados de la libertad.

Quemada la mediaci?n del presidente venezolano Hugo Ch?vez y la senadora Piedad C?rdoba, se asoma la ilusi?n de lo que pueda hacer el mandatario franc?s Nicol?s Sarkozy. ?Cu?l es su ?ltima esperanza?

De todos modos nosotros seguimos apoyando el trabajo de la senadora y del presidente Ch?vez, porque ha sido uno de los espacios m?s grandes que hemos podido lograr. Si hay el apoyo de Francia o de cualquier otro pa?s, bienvenido sea.

Del exceso de la zona de despeje del Cagu?n en el Gobierno de Andr?s Pastrana a la zona de encuentro de 150 kil?metros cuadrados planteada por Uribe V?lez. ?C?mo lo interpreta?

Es dif?cil saber cu?l es el criterio, por qu? se exige una determinada zona, qu? intereses hay para que exista o no veedur?a internacional. Faltar?a mucho tiempo para poder develar todos los misterios que encierra este proceso tan dif?cil como lo colocan.

?Qu? continuar? despu?s de su encuentro con Ch?vez en el Palacio de Miraflores?

Seguir tocando puertas. Posiblemente a mediados de enero estaremos viajando a los Estados Unidos porque tenemos invitaci?n de los congresistas dem?cratas.

Env?ele un mensaje a su hijo Pablo Emilio.

Para ?l y para todos los secuestrados: Este padre de familia est? dispuesto a dar su vida. Independientemente por quien sea, yo me ofrezco como canjeable. Si mi propuesta es aceptable, que por favor lo hagan conocer y buscamos el sitio que yo me voy como reh?n a cambio de uno o m?s personas que puedan salir en libertad, para demostrarle al Presidente que s? hay voluntad de que nuestros seres queridos salgan vivos.

?Sue?a una Colombia distinta o seguiremos en este conflicto armado interno como hemos venido desde hace tantas d?cadas?

La idea es seguir luchando para que cambie todo esto. Hacer como un borr?n y cuenta nueva, y formar una Colombia con nuevas estructuras. Una Colombia donde se erradique toda esta miseria en la que vivimos en medio de tanta opulencia de unos pocos.

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