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Un nuevo corte para las peluquerías

May 2, 2005 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Héctor Barrera Bayona

hbarrera2@unab.edu.com


Los peluqueros han conseguido ser reconocidos por el Estado como profesionales de la cosmética. Barberías, salones de belleza y peluquerías de barrio, dentro de su estilo propio, se encargan de prestarle un servicio a la comunidad: verse mejor. Pero la Ley 711 de 2001 les dio unos parámetros mínimos en materia de salud e higiene que dentro de poco tendrán que empezar a cumplir.

Los barberos tradicionales se resisten al cambio y critican la norma: "Nosotros no somos bachilleres. Nos exigen hacer un curso de 500 horas pero entonces, ¿cuándo trabajamos y cómo vamos a pagar el arriendo y los servicios del local si vamos a eso? ¿Y acaso nos vienen a decir ahora que no sabemos nuestro oficio?".

Hernando Vesga Díaz, coordinador del Grupo de Saneamiento de la Secretaría de Salud de Bucaramanga, dice que algunos puntos se pueden discutir: "La misma ley crea la Comisión Departamental, Municipal y Nacional de Cosmetología como un órgano asesor del gobierno y en la que se pueden discutir algunos parámetros especiales".

Joselín Cáceres, propietario de un moderno salón de belleza, comparte la ley en la parte sanitaria pero exige que los establecimientos piratas sean clausurados por ser una competencia desleal.

Sandra Gómez, propietaria de un salón unisex de barrio, defiende la norma pero no está de acuerdo con algunas cosas: "La parte sanitaria y de formación es indispensable pero me parece terrible lo de adecuar varios baños porque yo no tengo espacio para eso".

Para ella el problema grave será para los salones de barrio, como el suyo, o que se prohiba atender dentro de casas donde hay niños o donde el espacio no esté adecuado para tal actividad. "Ley no debe aplicarse para todos por igual", afirma ella.

Para bien de unos y mal de otros, la Secretaría de Salud dio plazo hasta julio de este año pues no quiere atentar contra la supervivencia de las barberías tradicionales, la continuidad del estilo impuesto por los salones de belleza, ni las bastante comunes peluquerías de barrio.

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