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Una plaza para el folclor

May 12, 2008 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Metros antes de llegar a la vereda Villa Leo en Ruitoque, la finca en donde se realiza el Festivalito, retumbaron los ecos de un pasado cultural que se ha transmitido generaci?n tras generaci?n, la m?sica aut?ctona colombiana. Se oyeron cantos de amor a la tierra, coros que cuentan historias de vida y de pueblos, se escucho contar y cantar el amor por la tierra natal.

Y as? los tiples, arpas, guitarras, cuatros, requintos, maracas, tambores y las voces de los int?rpretes se vuelven los protagonistas de un evento en el que la m?sica t?pica colombiana es la reina. Los aplausos, de aproximadamente 3 mil personas que estuvieron presentes en los tres d?as del evento, dieron la aprobaci?n y demostraron que estas melod?as a?n son recibidas con agrado y afecto. "Lo m?s importante del Festivalito es la gesti?n que hace para fortalecer la m?sica colombiana que estaba un poco olvidada y nuevamente la est?n retomando, se puede sentir la magia de toda la gente concentrada en torno a la m?sica. Y algo muy importante es que la juventud y los ni?os est?n participando en el Festivalito", comenta Rito Hemel Pati?o, artista pl?stico y creador de la escultura que se entrega cada a?o a los artistas homenajeados.

Esta cita fue la excusa para departir anhelos, expresar por medio del canto las vivencias y tradiciones que heredaron de sus padres y abuelos, quienes al comp?s de los instrumentos musicales dejan todo el ambiente impregnado de nostalgia, pero con la firme convicci?n de que mientras se sigan realizando este tipo de eventos la m?sica que les da identidad se mantendr? intacta y tendr? un lugar en donde sonar y resonar. "Hace unos a?os atr?s se ve?a gente m?s adulta haciendo m?sica folcl?rica, hoy es muy f?cil encontrarse con muchachos de 20 a?os presentando nuevas propuestas, eso es bonito, quiere decir que tenemos mucho futuro, que tenemos folclor para toda una vida", dice Ramiro Pilonieta, "caporal" del grupo Joropo y Leyenda.

El Festivalito representa gran importancia tanto para quienes han participado durante varios a?os, como para los grupos que asisten por primera vez. "Estamos muy emocionados conociendo la trayectoria del festival, es gratificante el encuentro con los dem?s m?sicos del departamento y del pa?s", cuenta Edgar Mart?nez Torres, director del grupo de tambores, Azumba, de la Universidad Aut?noma de Bucaramanga, Unab.

Se prendi? la fiesta

"D?me una copa de ron, para afinar la voz y calentar porque estos nervios me est?n matando", se escuchaba decir en todos los rincones de Villa Leo donde hab?a cantantes. Antes de subir a la tarima los grupos se persignaban y la adrenalina corr?a por las venas de cada uno de los que iban a participar, pues ten?an que responder a un p?blico ?vido de sones aut?ctonos. Al finalizar la primera noche del Festivalito y aunque los asistentes estaban agotados, no fue excusa para quedarse sentados, la voz principal del grupo Azumba invit? a los asistentes a levantarse a bailar al ritmo de la presentaci?n y a gozar de la m?sica de Costa Caribe colombiana.

No todo hab?a terminado all?, los amantes de la m?sica folcl?rica no necesitaron pertenecer a un grupo participante para mostrar su talento. Terminadas las presentaciones, alrededor de la 1 de la ma?ana, subieron al escenario y acompa?ados de licor, se apropiaron de los micr?fonos para entonar letras de todos los ritmos de la regi?n. La lluvia tampoco fue impedimento para continuar la fiesta, m?s de 50 personas se refugiaban en la casa principal y a su vez bailaban joropos y cumbias.

Pero detr?s de la fiesta est? el respeto por cada uno de los 65 artistas y la disciplina al asistir all?, pues las jornadas son extensas. Los viernes tardan 6 horas y el s?bado y domingo disfrutan de 13 horas de presentaciones. "No importa cu?nto tiempo debamos permanecer sentados, porque hay variedad musical, aqu? se escucha joropo, currulao; adem?s se trata de mostrar admiraci?n por los artistas, por nuestros talentos", dijo Luis Carlos Villamizar, coordinador del Festivalito.

Como reconocimiento al trabajo de los artistas que durante muchos a?os quieren resaltar las manifestaciones culturales del departamento con su m?sica, se les entrega la r?plica de la escultura del Festivalito "como representaci?n al crecimiento que ha tenido el concurso y a su reconocimiento en el ?mbito nacional; la original mide aproximadamente dos metros y hace alusi?n a las monta?as de la regi?n andina porque su m?sica es la que mayor fuerza est? tomando", explica Pati?o, autor de la obra. Este a?o uno de los homenajeados fue Jairo Arenas, un tiplista que no necesit? de muchas palabras sino tocar para demostrar por qu? se merece esta imagen.

Aunque la esencia es la participaci?n 30 de los santandereanos, la experiencia que se adquiere llam? la atenci?n de grupos de otras ciudades, como ejemplo asistieron treinta artistas de Medell?n, Barranquilla y Bogot?. "Lo que nos interesa es la oportunidad para grabar el disco, esto es una semilla que se reg? por todas partes, no hay palabras suficientes para explicarlo, hay que venir, verlo, vivirlo y gozarlo. Adem?s hay intercambio cultural ver tantos m?sicos ensayando, y la gente est? ah? calladita escuchando. Esto es una maravilla", comenta Villamizar.

Del Festivalito al ?festibarrito?

La mayor?a de participantes frecuentes, no s?lo conocen la metodolog?a del evento y el talento que se encuentra all?, tambi?n saben que "Festivalito sin lluvia, no es Festivalito", pues durante los 18 a?os del concurso no ha faltado este fen?meno. "Es tradicional que a la madrugada estemos embarrados, pero eso no importa porque ocurre despu?s de las presentaciones y ya no se ve como una incomodidad", afirma Dalia G?mez Lasso, asistente.

Aunque para muchos el Festivalito es una plataforma importante que fortalece la m?sica colombiana, con su trayectoria y nivel por las exigencias en cada una de las audiencias, tanto en interpretaci?n, ejecuci?n y selecci?n del repertorio, tambi?n hay quienes creen que hay aspectos por mejorar, como la divulgaci?n del evento.

Este reconocimiento y aceptaci?n es lo que enorgullece a Luis Carlos Villamizar, quien recuerda que la idea surgi? luego de que "un dueto que cre?amos que iba a participar no fue aceptado, y al ver que su depresi?n no ten?a fin, alguien sugiri? hacerle una parranda, otro dijo que ten?a la finca, y entre los dem?s aportaron camuros para la comida. En un kiosco nos reunimos 20 amigos, cada uno con sus familias; cantamos, conformamos duetos, tr?os, los ni?os tocaban sus flautas, e hicimos una parodia del ?Mono N??ez?, es la misma estructura que mantenemos hoy. Al finalizar escribimos en un sobre de manila: ?ojal? nos volvamos a reunir en un a?o?, y ya llevamos 18 encuentros".

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