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Una simple caricatura de Tony Blair

Oct 11, 2010 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Luis José Galvis Díaz
lgalvis@unab.edu.co

No es recomendable invitar a alguien a ver “El escritor oculto”. La razón es porque puede sobreestimarse el resultado de la película debido a la notable carrera de su director y sus actores, además de acudir a verla con la falsa expectativa que se presenciará un thriller político diferente. Esta presunción es fallida porque en general “El escritor oculto” decepciona a pesar que Roman Polanski sea su director, Ewan McGregor y Pierce Brosnan sean sus protagonistas y trate de ser una representación muy directa de la política internacional de Inglaterra y Estados Unidos. Así que es mejor ir a verla solo, para que a la salida de la sala no haya ninguna recriminación de un posible acompañante.
La película falla en primera instancia por su débil argumento: un escritor es contratado para que publique las memorias del ex primer ministro británico, debido a que el anterior escritor murió en extrañas condiciones. El ex mandatario simultáneamente está envuelto en un escándalo por haber detenido sospechosos de terrorismo de manera ilegal y luego haberlos entregado al gobierno de Estados Unidos para que los torture. A medida que avanza en la escritura de las memorias por medio de entrevistas directas en medio de la convivencia con Adam Lang y su corte, el escritor se da cuenta que hay un oscuro pasado en este personaje. Viene la pregunta desde el inicio: ¿para qué se contrata a alguien que revise la novela del anterior escritor, si lo más razonable para quien oculta el secreto era desaparecer el libro? De ahí en adelante la película se vuelve predecible y se toma mucho tiempo en hacer una revelación que el espectador ya puede deducir entre bostezo y bostezo. Además la revelación final para una película que quiere sostener su larga intriga es muy inocente y deja mucho que envidiarle a los relatos de la novelista Agatha Christie que fueron llevados en repetidas ocasiones al cine.
Algo también desafortunado de la cinta es que es un lugar común de Roman Polanksy y tiene demasiado parecido con una de sus obras más tediosas, previsibles y lentas de su carrera, “La novena puerta”, hecha en 1999 con la que se había perdido la esperanza de que el notable director polaco tuviera aun parte de su habilidad narrativa para el suspenso. En cambio dos obras muy anteriores como “El inquilino” de 1976 y “Búsqueda frenética” de 1988, sí tenían esa fría propuesta narrativa de investigación de sus personajes principales en lugares habitados pero al mismo tiempo ausentes, rodeados de personajes vacíos de alguna respuesta satisfactoria. En “La novena puerta” fue desperdiciado el relato original de Arturo Pérez-Reverte, una de las grandes plumas españolas contemporáneas y también la actuación de talentos como Johnny Depp y Lena Olin. En la obra reciente tomada de la novela “El fantasma” del periodista Robert Harris, Polanski trivializa la agresiva política internacional de las potencias económicas para convertirla en un trasnochado relato de espionaje. Su otro punto débil son los actores quienes quedan malgastados en términos generales con Ewan McGregor haciendo solo algunos apuntes graciosos, con Pierce Brosnan interpretándose a sí mismo, con Olivia Williams teniendo uno que otro destello creíble como el personaje femenino enigmático, con Kim Cattrall tratando de hacer un papel dramático para borrar su imagen de comedia de la serie de televisión “Sex and the city” sin poder lograrlo y con desperdicios absolutos con actores como Tom Wilkinson, James Belushi y Timothy Hutton que en sus cortas apariciones no dan ninguna credibilidad, debido a que el guión no se las proveía. 
La película trata de hacer una alegoría demasiado evidente a la vida del polémico ex primer ministro británico Tony Blair, pero termina siendo una caricatura hecha para el olvido. A pesar de que la obra tenía un gran gancho por el premio Oso de Plata a mejor director obtenido por Roman Polansky en el festival de Berlín, el brillo de la estatuilla no es suficiente para iluminar esta obra pesada y soporífera.  Lo mejor de Polanski en los últimos años sigue siendo “El pianista” una película inolvidable de uno de los más importantes directores de cine de los últimos tiempos.

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