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Una universidad sin tecnología, agoniza y muere

Mar 21, 2012 | Institucional

Por Ricardo Jaramillo P.
Con apenas 11 años de creada, la Universidad Interamericana para el Desarrollo (Unid) es una de las instituciones de educación superior más sólidas de México. Cuenta con más de 24 mil estudiantes y tiene sedes en 45 ciudades, en 24 de los 32 estados de ese país. Su rector, Carlos Güereca Lozano, compartió en la UNAB parte del secreto del éxito.

Güereca Lozano estuvo en la Universidad el martes 6 de marzo en compañía del director general Académico de Unid, Jorge Juárez, atendiendo una invitación del rector, Alberto Montoya Puyana, para que ofreciera una jornada de capacitación a decanos y directores de Programa, Departamentos y Unidades Académicas, sobre “Tecnología aplicada en procesos educativos”.

La Unid nació en septiembre de 2000 y cuenta con el respaldo del Consorcio Educativo Anáhuac, perteneciente a la congregación religiosa “Legionarios de Cristo”. El Consorcio está presente en 18 países y atiende a más de 100 mil estudiantes desde preescolar hasta posgrado.

Unid y todas las instituciones pertenecientes a Anáhuac, comparten un modelo educativo cuyo objetivo es “brindar una formación integral que responda a las necesidades actuales de innovación y eficiencia, que refuerce al mismo tiempo la relación entre los sectores educativo y productivo. Lo anterior permitirá contribuir al desarrollo económico y social del país, al facilitar el tránsito de los estudiantes de la escuela al ámbito laboral”.

El rector de Unid dijo que ese modelo está inspirado en los “modelos no tradicionales” de educación, que consiste en dos años de formación intensiva para obtener un título de Técnico Superior Universitario o Profesional Asociado, en áreas vinculadas con los requerimientos de las empresas. “Si el alumno invierte un año más de estudios, logra obtener su licenciatura”, explicó.

 

¿Cuál es la novedad que ha hecho que en solo diez años Unid presente tal crecimiento?

Su modelo educativo, principalmente; su propuesta de educación ha sido bienvenida, es una propuesta de carreras cortas en términos de eficiencia en tiempos, muy enfocadas en la profesionalización y en incorporar a los estudiantes al mercado de trabajo lo antes posible para que contribuyan al ingreso familiar y se vuelvan económicamente activos, porque hacemos un uso intensivo de la tecnología, porque incluímos un período escolar completo en el que los estudiantes trabajan de tiempo completo en una empresa, donde la universidad los ubica y esa es la forma en que en ese periodo escolar completo ellos aprenden, en lugar de venir al salón de clases, ellos van a trabajar con responsabilidades, horarios, jefes, compañeros con todo lo que es la experiencia de trabajar.

En este caso es un periodo de práctica (el sexto), pues los programas son de tres años en periodos cuatrimestrales no hay vacaciones largas, los estudiantes trabajan y estudian de enero a diciembre.

 

¿Las carreras tecnológicas terminarán por abrirse paso y ser más reconocidas y demandadas que las tradicionales?

Deberían; ese es el discurso y eso es en lo que coincidimos todos los que participamos en la causa de la educación: autoridades, empresarios, instituciones educativas y los padres de familia; sin embargo, en Latinoamérica culturalmente los padres de familia queremos que nuestros hijos sean licenciados (profesionales) y eso puede estar cambiando un poco la dinámica, a diferencia de otros países como Alemania, Estados Unidos y Francia, que tienen bastante desarrollado el modelo tecnológico.

 

¿Cómo acabar con esa creencia?

Ahí tenemos que ponernos de acuerdo todos los actores: el empresario debe reconocer al egresado de las tecnologías y remunerarlo; el gobierno, como autoridad, debe incentivarlo, y las instituciones no deben dejar de ofrecer estos programas para que todo el sistema alrededor de la educación tecnológica termine imponiéndose.

 

¿Cuál es la importancia de la relación Universidad-Empresa-Estado?

Fundamental, porque la educación es una causa y en ella participamos diferentes actores; incluiría también a padres de familia y a los estudiantes, porque no ocurre el proceso de transformación si el estudiante no está dispuesto, si sus padres no lo están o si los empresarios o las autoridades no están dispuestas, entonces es fundamental y para eso necesitamos promover una vinculación estrecha para que nuestros programas sean pertinentes y contribuyan al desarrollo local y regional de donde nos encontramos.

 

En sus planes de estudio dan relevancia a las habilidades comunicativas y a las humanidades, ¿por qué?

Es filosofía institucional. La Unid, que es un sistema universitario multisede, pertenece a un grupo educativo con presencia en casi 20 países, con colegios que van desde el preescolar hasta el bachillerato y con una red de universidades en varios países. Pertenece a una congregación religiosa (Legionarios de Cristo), de tal suerte que en todos los programas están incluidos todos los conceptos de formación en valores, ética y humanidades; Comunicación, con expresión oral y escrita; idiomas, con inglés certificado, y lenguajes de cómputo.

 

Dice que su institución hace énfasis en la tecnología. ¿Qué tan importante debe ser este factor para una universidad?

Si una institución no le apuesta a la tecnología está destinada a agonizar y hasta a morir; es decir, a quedarse atrás. El ritmo de la tecnología, de la adopción de las nuevas tecnologías por parte de los estudiantes es cada vez más rápido; hoy en día vemos a casi la totalidad de nuestros estudiantes con un dispositivo móvil inteligente en el bolsillo, con una tableta digital, un netbook (computador portátil de bajo costo) o un portátil bajo el brazo, lo que demuestra que hoy hay un estilo de vida digital que ya trascendió esquemas sociales, económicos y demográficos; eso es una realidad y si las universidades no nos adaptamos, no nos ponemos al día en eso, sí corremos el riesgo de rezagarnos.

 

La educación virtual pasó de la tradicional teleconferencia, luego los salones de ‘chat’, hasta llegar a las plataformas con aulas virtuales. ¿Cuál es su estado actual y hacia dónde debe apuntar?

Va mucho hacia las redes y entornos personales de aprendizaje; es decir, hoy una cosa es lo que la universidad ofrece en sus plataformas, pero mucho más es lo que Internet y todas las herramientas y fuentes de información disponibles allí, me pueden aportar.

Es demasiada la información, ya nos rebasa, cada año se está subiendo a la red quizás más información que la que se ha generado en los últimos mil o dos mil años. ¿Qué tenemos que hace?, ¿cómo movernos en ese mar de información? Siendo selectivos y para eso la tendencia es a construir redes y entornos personales de aprendizaje; a través de mis intereses, me suscribo a herramientas, servicios de información y demás, que me proporcionen todo lo que necesito para investigar, explorar, aprender y satisfacer mi curiosidad en los temas que me interesan.

 

¿Llegará el día en que se acabe la educación presencial?

No. El rol del profesor siempre será insustituible, especialmente en la edad universitaria de nuestros estudiantes, que es una edad vulnerable, que todavía requiere acompañamiento, en la que en algunos casos ni siquiera se ha alcanzado la madurez física, mucho menos intelectual y emocional, entonces definitivamente necesitamos el soporte y acompañamiento de una institución y su filosofía y por supuesto de la figura del profesor.

 

Los estudiantes viven inmersos en tecnologías, pero en su mayoría solo para su esparcimiento. ¿Cómo lograr que esos adelantos sean fundamentales para su formación?

El eje de todo eso, la pieza clave en esa fórmula, es el profesor. Con su habilidad, talento y creatividad, debe lograr incorporar esas herramientas, esos intereses en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ahí está la clave.

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