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Una vida mutilada por una mina

Oct 14, 2008 | Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes

Por Jorge Jim?nez Garc?a
jjim?nez3@unab.edu.co

Despu?s del accidente le daba miedo acostarse a dormir, porque el s?ndrome de estr?s postraum?tico que le dej? la explosi?n de una mina antipersonal que le mutil? cuatro dedos de cada mano, le hac?a tener pesadillas. So?aba que se ca?a de la cama o se despertaba angustiado a media noche porque escuchaba de nuevo la explosi?n que lo convirti? en una v?ctima m?s del conflicto. ?Desplazado y mutilado, son los adjetivos que resumen la tragedia de H?ctor Bedoya Montero, un barramejo que en noviembre de 2004, acept? la invitaci?n de un amigo para picar piedra en San Joaqu?n, en El Banco, Magdalena. Pero a las siete y media de la ma?ana, empezando la jornada, sin haber encontrado rastro de oro en las piedras de la vereda, la punta de la pica de Bedoya golpe? un artefacto explosivo que no s?lo le mutil? parte de sus manos, sino tambi?n la vida misma.Dos a?os atr?s trabajaba como raspach?n en Pueblito Mej?a, en el sur de Bol?var. All? se ganaba hasta 30 mil pesos al d?a, dependiendo de la velocidad de las manos, porque a los raspachines les pagaban por individual, de acuerdo a lo que recogiera cada uno. Pueblito Mej?a, para la ?poca, estaba en la mitad del conflicto entre los paramilitares y la guerrilla. Antes de llegar las llamadas ?autodefensas?, en el 2001, la ley era impuesta en la zona por tres grupos: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), el Ej?rcito de Liberaci?n Nacional (ELN) y el Ej?rcito Revolucionario del Pueblo (ERP). Sin embargo, los paramilitares ganaron el control del territorio y sin la presencia del Estado, ordenaban qu? se hac?a y qu? no en el pueblo y tambi?n decid?an qui?n pod?a vivir en ?l. Y como para noviembre de 2003, ?Pueblito Mej?a comenzaba a ser un lugar fantasma porque sus habitantes hu?an por miedo a perder la vida, los paramilitares ordenaron que nadie saliera de ?l o enfrentar?an las consecuencias. Fue por esos d?as que Janeth Guti?rrez, pareja de Bedoya, con la cual tiene tres hijos, discuti? con la mujer de un jefe paramilitar y despu?s de golpearla, la amenazaron de muerte y la obligaron a salir de la zona. ?El 31 de diciembre de ese a?o, no soport? las ganas de ver a su familia y decidi? burlar el cerco de seguridad que controlaba la entrada y la salida de Pueblito Mej?a. Convenci? a un conductor de un cami?n transportador y jur?ndole que no lo delatar?a, consigui? que lo dejara esconderse entre los tanques que transportaba. As? logr? salir por tres d?as, pero cuando regres?, era demasiado tarde, los jefes paramilitares se hab?an percatado de su ausencia y lo interrogaron:?-???????? ?Qui?n lo ayud? a salir del pueblo?-???????? Nadie, yo solo me fui, dijo Bedoya. -???????? D?ganos qui?n lo sac? y no le va a pasar nada, repusieron los jefes paramilitares. -???????? Les digo que nadie. Yo sal? por la noche, a pie y solo. -???????? Si se fue a pie, as? mismo se va o se muere.?Cuando sal?a con las pocas cosas que pudo empacar y cargar, un conocido le ofreci? un mill?n de pesos por la casa en la que hab?a vivido por a?os. Sab?a que las esperanzas de volver eran pocas y que cualquiera la pod?a ocupar, entonces acept? la precaria oferta. Con el dinero viaj? a encontrarse con su familia y estando en Barrancabermeja, desempleado, con una mujer y tres hijos por alimentar, ?El mico?, un amigo, lo convenci? de que en San Joaqu?n la miner?a estaba dando plata y que se fueran a ?catiar? (picar piedras), a ver si ?pintaban?. Cuando explot? la mina, lo mand? de espaldas al suelo. Intent? pararse pero sus piernas estaban rotas, tampoco escuchaba nada y a duras penas pod?a ver que sus manos estaban llenas de sangre y sin dedos. Su amigo lo ayud? y despu?s de montarlo en una camioneta, lo transportaron en chalupa por el r?o Magdalena hasta Simit?, donde le prestaron los primeros auxilios y luego lo remitieron a Bucaramanga. El accidente ocurri? a las siete y media de la ma?ana y lleg? al antiguo Hospital Ram?n Gonz?lez Valencia a las diez de la noche. Bedoya dur? tres meses en el hospital y nueve meses en silla de ruedas. No tuvo quien le agilizara sus papeles de v?ctima de mina antipersonal frente a la oficina de Acci?n Social y como el plazo para esto es de tan s?lo un a?o, perdi? las indemnizaciones de subsidio de vivienda y de incapacidad permanente. El mes que pudo caminar, antes de que se venciera el plazo, alcanz? tan solo a diligenciar el subsidio de ayuda humanitaria, el cual, un a?o y medio despu?s, le otorg? 15 millones de pesos. Pero as? como llegaron se fueron. Bedoya pag? deudas que ten?a desde que hab?a dejado su casa en Pueblito Mej?a y otras cosas que deb?a a ra?z del accidente. Con lo que sobr? compr? muebles, cocina y nevera, pues no ten?a nada desde su desplazamiento. Tres terneros para ponerlos a producir en una finca donde trabajaba un conocido suyo en el sur de Bol?var, pero uno se lo mataron, otro se ahog? en una inundaci?n y el tercero muri?, ?por necesidad?. Cuenta su historia entre la tristeza y la esperanza. A veces se le quiebra la voz y confiesa que no le da rabia haberse encontrado con la mina, sino la falta de ayuda despu?s de ella. Dice que ha sido gracias a organizaciones no gubernamentales como la Cruz Roja Colombiana, el Comit? Internacional de la Cruz Roja (Cicr) y la fundaci?n Mujer y Hogar, que ha podido salir adelante. Comenta que las ganas de trabajar le sobran, pero le es imposible hacer cosas que requieran fuerza como agarrar una pica, un cincel o una porra de 15 libras porque simplemente no puede. La p?rdida de la memoria es otra de las esquirlas de la tragedia. No recuerda fechas, n?meros ni nombres. Inclusive, cuando se le pregunta por los hijos, no logra atinar a las edades y los nombra como si estuviera adivinando. ?Cuando pas? lo que pas??, es el inicio de su relato, que var?a entre risas y lamentos. A Bedoya no le da pena decirle al fot?grafo de 15 que quiere verse mocho en las fotos, ?para que la gente se de cuenta de que soy una v?ctima y que esta historia no es puro cuento?. Por ahora trabaja con un familiar en un taller de electrodom?sticos en Barrancabermeja. Piensa estudiar ingenier?a de sistemas, pero todo depende del dinero que no tiene y el cual espera que el gobierno municipal que le ayude a conseguir. Asegura que no vuelve a Pueblito Mej?a ni a San Joaqu?n. Ya no tiene nada que ir a hacer por esos lados. Poco a poco va superando el trauma sicol?gico y f?sico de un conflicto armado que lo conden? de por vida, sin siquiera ser parte de ?l. ?

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