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UNAB-CNRR, unidas por la paz de Colombia

Abr 19, 2010 | Institucional

Por Pastor Virviescas Gómez
Una de las prioridades fundamentales de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, CNRR, es la de coadyuvar para que las víctimas del conflicto armado interno colombiano se conviertan en un actor social y político relevante, capaz de luchar por la defensa de sus derechos, incluyendo su reconocimiento como ciudadanos plenos y su derecho a la verdad, la justicia y la reparación.

Así está consagrado desde 2005, año de la creación de este organismo que también tiene como objetivo el acompañamiento, ayuda y fortalecimiento de las víctimas y de sus organizaciones.

Su presidente es el profesor Eduardo Pizarro Leongómez, quien el pasado 9 de abril estuvo en el Auditorio ¿Jesús Alberto Rey¿ suscribiendo un acuerdo de cooperación académica, técnica y científica, así como de prácticas universitarias, con el rector Alberto Montoya Puyana.

Alianza en aras de la cual a partir del próximo mes de mayo empezará a dictarse en la UNAB un curso que en poco tiempo será diplomado y por qué no una especialización, el cual tiene como peculiaridad la combinación de los mecanismos del derecho vigente con los nuevos mecanismos de la Justicia Transicional, dada la apremiante necesidad de conocer el nuevo panorama jurídico creado a favor de las víctimas.

¿Todo ello soportado en docentes que proyectarán una visión realista o cruda, si así se le quiere llamar, de este túnel en el que aquel remoto destello de luz empieza a cobrar forma y la esperanza a encarnar en hechos de paz que nos alejen de la repetición de esta historia macabra¿, afirmó el rector Montoya Puyana.

Un conflicto que según el Grupo de Memoria Histórica de la CNRR,  entre 1982 y 2007 dejó la escalofriante cifra de 2.505 masacres con 14.460 víctimas, y eso sin mencionar los al menos 2.778 casos de los erróneamente llamados ¿falsos positivos¿.

Colombia que ha vivido no sólo una guerra de combates, sino también una guerra de masacres, como lo destacó Gonzalo Sánchez en el libro de la CNRR sobre la barbarie cometida por los paramilitares en Trujillo (Valle del Cauca). Y una sociedad cuya respuesta no ha sido tanto el estupor o el rechazo, sino la rutinización y el olvido.

Vivir la UNAB aprovechó la ocasión para dialogar con Eduardo Pizarro Leóngómez, líder de un equipo conformado por Ana Teresa Bernal, Patricia Buriticá, Jaime Jaramillo Panesso, Óscar Rojas Rentería, monseñor Nel Beltrán Santamaría, Patricia Perdomo y Régulo Madero, con la coordinación en el Nororiente del país del abogado David Augusto Peña (profesor de la Facultad de Derecho de la UNAB), quienes han tenido que capotear todo tipo de críticas y descalificaciones y no por ello han dado su brazo a torcer en la difícil tarea de decirles a los 46 millones de connacionales que sí será posible concretar el anhelo de la reparación y la reconciliación.

¿La CNRR está introduciendo un cambio en el modelo de solución al conflicto en Colombia. Los conflictos en el siglo XX los habíamos enfrentado fundamentalmente a través de leyes de amnistía. La amnistía de Rojas Pinilla en 1953, la amnistía de Lleras Camargo al inicio del Frente Nacional en 1958, las leyes de amnistía al M-19 y al EPL en los años 80 y 90, pero eran formas de resolución del conflicto en acuerdos entre el Estado y sus adversarios, las guerrillas liberales o las guerrillas revolucionarias. Lo interesante de lo que ha comenzado en Colombia a partir de la Ley de Justicia y Paz, es que hemos introducido un nuevo actor, que son las víctimas. Y las víctimas como portadoras de derechos, a la verdad, a la justicia y a la reparación. Esto nos va a permitir hacer un proceso mucho más sólido porque vamos a luchar para cerrar las heridas. Cerrar las heridas de un conflicto tan prolongado sin que haya amnistía para los peores criminales que tienen que responder ante la justicia¿, manifestó Pizarro Leongómez.

Modelo distinto de solución del conflicto, ¿que yo espero que ahora sí funcione y que finalmente alguna generación colombiana pueda vivir un día en paz¿, dijo el presidente de la CNRR.

Y es que según sus argumentos y cifras sí está funcionando. ¿En el año 2002 teníamos 78 homicidios al año por cada cien mil habitantes, la tasa de homicidios más alta del mundo, casi 29 mil homicidios por año. Hoy en día hemos logrado bajar la tasa a 37 homicidios por cada cien mil habitantes, y el año pasado tuvimos 15 mil homicidios, el 50 por ciento. También pasamos de 3.500 secuestros que tuvimos en el año 2001, a 250 secuestros que tuvimos el año pasado. Es decir, todos los indicadores de violencia que tienen que ver con la afectación a la vida y a la libertad están bajando, lo cual nos muestra que el camino que estamos ahora implementando es mucho más recursivo y eficaz que los caminos que habíamos pensado en el pasado¿.

Pero Pizarro Leongómez, cuyo hermano Carlos fue el comandante del M-19 que se desmovilizó, se reinsertó a la sociedad y luego cayó acribillado dentro de un avión por las balas de un sicario, también da ejemplo de perdón y aceptó referirse a este espinoso asunto. ¿El perdón tiene dos vías: cuando el victimario pide a la víctima que lo perdone, y la víctima puede aceptar o no esa solicitud de perdón. El otro camino es el de la víctima que toma la decisión de perdonar, sin que haya una solicitud del victimario¿.

¿Constantemente los jefes paramilitares me escriben cartas, me dicen que quieren ofrecerle perdón a las víctimas y me preguntan qué  deben hacer. ¿Diego Vecino¿, que va a ser el primer jefe paramilitar condenado, me mandó una carta y me dijo que quería pedirles perdón a las víctimas. Yo le dije: si usted pide perdón para que le disminuyan la pena, las víctimas van a sentir indignación porque les va a parecer que es una actitud cínica para buscar beneficios judiciales. Si va a solicitar perdón, tiene que hacer gestos que lo acompañen. Entonces ¿Diego Vecino¿ está filmando un video que va a presentar el día del incidente de reparación durante el juicio en el próximo mes de mayo, donde va a pedir perdón pero va a entregar bienes para el fondo de reparación a las víctimas, va a señalar dónde hay fosas comunes, va a decir cuál fue la suerte de personas desaparecidas que sus familiares siguen esperando si están vivas o muertas. Es decir, va a hacer gestos acompañantes¿.

Eso, le dijo Eduardo Pizarro a ¿Diego Vecino¿, ¿es lo que le va a dar credibilidad a su solicitud de perdón, y si no las víctimas se van a indignar¿.

En su opinión, las víctimas están en la opción de perdonar o no hacerlo, y esa es una opción personal, ¿pero yo soy de la escuela del perdón. Cuando una víctima perdona ¿se quita un piano de encima¿, porque se quita odios y resentimientos. Ahora, cuando una víctima perdona no significa que está mandando una señal de que está renunciando al derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación. Yo perdono pero exijo justicia, verdad y reparación. ¿Qué pasó con mi hijo?, ¿Dónde está su cuerpo? porque quiero hacer el duelo y quiero enterrarlo de acuerdo con mi rito religioso. Entonces el perdón no puede ser simplemente ni una actitud cínica de los victimarios, ni una actitud de las víctimas de renunciar a sus derechos¿.

¿Perdón por un lado y olvido por el otro, o pueden ir a la par estos conceptos?, le preguntamos a Eduardo Pizarro, quien respondió: ¿Todos los seres humanos tenemos que olvidar, porque si uno se acordara de todos los daños que le han causado, de todas las enfermedades y los dolores que ha tenido, nunca podría vivir. Los seres humanos olvidamos. Y lo que nosotros planteamos es que tiene que haber un equilibrio entre memoria y olvido, lo cual significa que tenemos que reconstruir la verdad de lo que pasó, pero al mismo tiempo tenemos que tener una capacidad de que esa verdad y esa memoria sean para el futuro y no para el pasado, porque si nos quedamos en el pasado nos vamos a quedar en un ciclo de violencia que nunca vamos a superar. Soy de la escuela de la verdad y de la memoria, pero también reconozco que el olvido hace parte de la necesidad de un ser humano y de una sociedad para echar hacia adelante¿.

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