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Universidades unidas por la musicología

Sep 8, 2008 | Institucional

Por Ricardo Jaramillo P.

Con la oportunidad de establecer convenios de cooperación para implementar un posgrado virtual en sus respectivos programas de Música, la UNAB y la Universidad Central de Venezuela con sede en Caracas iniciaron conversaciones.

Por esta razón durante la semana del 25 al 29 de agosto estuvo en la UNAB Juan Francisco Sans Moreira, director de la Escuela de Artes de la institución venezolana, para conocer los alcances del Programa de Música de la UNAB y de UNAB Virtual.

¿La Universidad Central es la más grande de Venezuela (con aproximadamente 60.000 estudiantes) y tiene posgrados en todas las áreas del conocimiento, pero todos son presenciales. Queremos implementar la modalidad virtual en algunos de ellos, pero no tenemos la experiencia, por eso nos parece interesante la propuesta que ha hecho la UNAB en Colombia¿, manifestó Sans, quien es músico de profesión y a su vez coordina la maestría en Musicología Latinoamericana en ese centro educativo.

Señaló que en los últimos años ese posgrado ha despertado el interés de los músicos colombianos, pero por la distancia y costos, no han podido tomarlo. De ahí el interés de cristalizar el convenio para que la UNAB y su universidad impartan la maestría en Colombia.

¿Me llamaba la atención que la maestría se denomina Musicología Latinoamericana, pero como nada más tenemos estudiantes venezolanos, obviamente las investigaciones se referían a Venezuela, entonces el título le quedaba grande y empezamos a preguntarnos cómo solucionar ese problema. La respuesta está en la virtualización.

Sans Moreira dijo que las conversaciones van por buen camino y se mostró optimista frente al futuro del convenio. Durante su estadía en Bucaramanga habló con Vivir la UNAB acerca de la relación de la música y la sociedad.

 ¿Qué es musicología?

La musicología tiene dos componentes: la música y el logos. La primera es lo que conocemos, los sonidos, las melodías, etc. y el segundo es la reflexión sobre la música. Entonces musicología es reflexionar, lo que involucra investigar, conocer y profundizar.

Los músicos por lo general son muy técnicos, eso podría sonar contradictorio porque los músicos son artistas, sí, pero el que toca piano es un técnico, es como un atleta, generalmente consume todo su tiempo intentando resolver los problemas de la disciplina, mientras que lo que él hace genera una serie de problemas teóricos y prácticos que no se pone a solucionar porque no tiene tiempo, entonces el musicólogo es quien trata de analizar la interpretación o por qué en determinados momentos surge cierto tipo de música, por qué cambia o cambian los gustos.

 

¿Por qué dicen los expertos que la música clásica supera a las demás en términos de valoración estética?

Justamente esas cosas hay que definirlas, porque la música clásica es un tipo de música más. Eso es un discurso hegemónico de poder; es decir, quien dice eso seguro que es un músico clásico. Ese discurso está tan permeado que los propios músicos populares sienten eso, pero si nos ponemos a ver cuál es el porcentaje de venta de la música clásica en discos, es si acaso un 2% de todo lo que se vende en el mundo y ¿qué pasa con el 98% restante? ¿eso no es música? ¿eso no es arte?

 ¿Qué valor alcanzan las expresiones musicales populares como el reguetón y los corridos prohibidos, o las que son manifestaciones culturales que trascienden fronteras como el heavy metal?

Tienen su propio valor. No puedo decir que valen mucho o poco, porque dentro de todas ellas hay infinidad de matices. El reguetón causa escozor entre los músicos porque muchísimos dicen que eso no es música; no estoy seguro, creo que tiene su arte, a mí no me gusta, pero eso no significa que lo vaya a descalificar porque por algo surgió. Hay musicólogos que sostienen que el reguetón es una habanera pero rápida y sin melodía y la habanera es del siglo XIX. En síntesis tiene un sustento histórico y social y perfecta validez. Ahora, esas expresiones, como todas las músicas, tienen calidades también. Hay grupos de heavy metal, reguetón y piezas de música clásica buenos y malos. Para muchos conocedores, la música se divide en dos: en buena y en mala.

 ¿Cuándo los expertos hablan de ¿música culta¿ a qué se refieren?

Ese es uno de los problemas que justamente estudia la musicología. Hay que definir varias cosas: ¿qué es un experto musical? ¿por qué lo que dice ese experto es la ¿santa palabra¿? ¿acaso no es el gusto de la gente la ¿santa palabra¿? Al final es el gusto de la gente lo que impone el mercado. A Daddy Yankee le importa un bledo lo que digan los musicólogos, él vende y es millonario y si a los hechos nos remitimos, lo que importa es el mercado que es el que define qué es lo que suena y qué no, no los musicólogos ni los expertos.

El término ¿música culta¿ es problemático y justamente obedece a esa necesidad de justificar cierto discurso y de denigrar de otros. Si vemos los géneros musicales, entendemos que el propio término ¿música popular¿ es inapropiado, pero hay música popular que es sumamente culta y hay música de la que llaman culta que es sumamente trivial y anodina. A esos términos les sumo los de ¿música académica¿, ¿música docta¿ y ¿música erudita¿, ¡qué horror! ¿La música de Bob Dylan o de los Beatles no es erudita? Nadie puede decir que muchas de sus obras son obras maestras, igual que hay piezas de (Wolfgang Amadeus) Mozart o de (Johan Sebastian) Bach que son muy malas.

 ¿Lo comercial hasta qué punto influye en la música?

Ese es un problema musicológico. Uno de los problemas del discurso de la ¿música culta¿ es justamente es ese ansia de trascendentalismo; es decir, (Ludwig Van) Beethoven pareciera que no iba al baño, no comía o no pagaba casa, porque era tan genio y tan trascendente que la sociedad lo soportaba por lo que él era. No es verdad. Él fue fruto de una situación económica, social, política y personal. Si nos ponemos a ver el discurso de la música clásica apunta a que sus obras se crean fuera del contexto social, eso no es posible, toda la música se crea en un contexto social. Beethoven existe porque una sociedad lo produjo y había las condiciones para que hiciera lo que hizo.

¿Por qué ahora no hay ¿Beethovenes¿? Porque no hay las condiciones que hubo en ese momento. El pensar que la música clásica -es decir, la que ocurrió entre 1770 y 1820- está fuera del sentido comercial es un error, porque obedeció principalmente a situaciones económicas que la sustentaron; (Félix) Mendelsohn, Mozart, (Franz Joseph) Haydn, Beethoven… no hubieran existido si su sociedad no los hubiese sustentado; es decir, fueron tan comerciales como Plácido Domingo y ellos compitieron en sus circunstancias, igual a lo que compiten los músicos de hoy. Ellos vendieron su música, igual que la tiene que vender hoy todo músico que quiera hacer algo.

 ¿Para cualquier persona cuál es el criterio para saber que una música es ¿buena¿ o es ¿mala¿?Entre gustos y colores no se ha escrito nada. ¿Por qué voy a decir que mi gusto es más exquisito que el de otra persona? No hay razones para sustentarlo. Hay consensos sociales que se producen con respecto a grandes temas, como la política: a todo un país le puede gustar un político, pero eso no quiere decir que a mí me tenga que gustar. Igual sucede con la música: hay consensos sociales que dicen qué es lo válido en el momento, pero quién soy yo para decir que lo mío es mejor que lo que a la gran mayoría le gusta. A la gente no hay que educarla en torno a una música, la gente escucha lo que quiere y necesita; hay que educarla para que amplíe sus gustos, no para quitárselos. Hay música buena y música mala, pero para cada individuo.

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