Su trayectoria es verdaderamente inspiradora. Juan Carlos Villar Centeno es director del Centro de Investigaciones de la Fundación Cardioinfantil en Bogotá. Médico y especialista en Medicina Interna de la Universidad Industrial de Santander (UIS), con un fellow en cardiología preventiva, maestría en Métodos de Investigación en Salud y doctorado en Epidemiología Clínica de McMaster University (Canadá).
Su camino en la docencia comenzó en la UNAB en 1998, y desde entonces ha desempeñado un papel fundamental en la formación de los futuros médicos. A pesar de las frustraciones y los desafíos que ha enfrentado, se siente comprometido con su papel como educador y mentor.
“Fui la primera persona que salió a formarse afuera con patrocinio dela Universidad en la facultad. Tuve la fortuna de que en ese momento histórico yo había logrado un pequeño prestigio como investigador y podría ser una especie de carta promisoria”, recordóVillar Centeno. Es profesor de Medicina Interna de nuestra Universidad, dirige la maestría en Métodos para la Producción y Aplicación de Conocimiento Científico en Salud, PRACCIS, y fue uno de los tres profesores seleccionados para hacer parte del primer sabático con su Proyecto Chicamocha.
Cuando se le preguntó por qué eligió estudiar medicina en lugar de otra carrera, su respuesta fue reveladora. Él no veía su elección como un acto de altruismo exclusivo de la medicina, sino como un compromiso inherente a cualquier profesión. Para Juan Carlos, servir a los demás es una parte fundamental de la vida. La influencia de su padre, un psiquiatra, también fue un factor importante en su elección. Ver a su padre trabajando en el campo de la salud mental todos los días lo hizo sentir que la medicina era una elección natural, independientemente de la especialización que escogiera. Incluso reveló que en un momento consideró estudiar derecho, siguiendo el deseo de su padre, pero finalmente siguió su pasión por la medicina.
Su curiosidad por la vida, la muerte y la enfermedad lo llevó a sumergirse en el mundo de la ciencia. Se fascinó por la fisiología, la farmacología y los mecanismos de salud y enfermedad.
De su trayectoria, lo que realmente destaca es su amor por la investigación. Descubrió que la investigación clínica, donde los pacientes son el enfoque, le permitía combinar su pasión por la medicina con su deseo de comprender los mecanismos de la salud y la enfermedad a un nivel más profundo. Habló con entusiasmo sobre su amor por la metodología investigativa y cómo considera que compartir el conocimiento es una responsabilidad moral.
“Considero casi que imperativo no quedarse con un conocimiento o un entendimiento que uno logre de algo sin poderlo compartir con alguien. Todo lo que uno vaya medianamente entendiendo y aprendiendo debería ser transmitido. Es parte del mismo altruismo. En mi opinión, creo que es egoísta no intentar transmitir algo que le puede ayudar a otro a solucionar un problema. Yo trato de ser docente en un taxi, con las personas que hablo, espero que lo que yo hable con otra persona le sirva para su vida”, explicó.
El desempeño profesional de Villar Centeno es un recordatorio sobre la importancia de seguir nuestra pasión y trabajar incansablemente por nuestras metas, incluso cuando enfrentamos desafíos en el camino.
