El proyecto de investigación de la UNAB que recorrió cinco de las zonas de Colombia más afectadas por el conflicto armado en búsqueda de propuestas educativas orientadas a la construcción de paz, culminó su etapa final de entrega de resultados. A través de este viaje por el país, tres investigadoras tuvieron como objetivo entender cómo la violencia ha transformado la forma de enseñar en estas comunidades.
La educación como cimiento para la paz
El proyecto, ejecutado por la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes de la UNAB, se denominó Resignificación del conflicto armado y construcción de la paz: una mirada educativa y psicosocial desde las voces de las maestras y los maestros afectados y fue financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación como parte de su programa Orquídeas: “Mujeres en la ciencia: Agentes para la paz”.
Su planteamiento hizo parte de la estancia postdoctoral de la investigadora Luz Adriana Aristizábal Becerra, y su ejecución fue realizada junto a la docente UNAB Adriana Inés Ávila Zárate y la joven investigadora Diana Marcela Gómez Lésmez. Los resultados y hallazgos del proyecto fueron presentados recientemente por ellas en un evento público realizado en las instalaciones de la Universidad.
En su labor investigativa, las tres mujeres recorrieron cinco territorios ZOMAC (zonas más afectadas por el conflicto armado) en un periodo de cuatro meses: San Vicente del Caguán (Caquetá), Quibdó (Chocó), Apartadó (subregión del Urabá en el departamento de Antioquia), Arauca (Arauca) y Ocaña, que hace parte de la subregión del Catatumbo en Norte de Santander.
A través de la metodología de diseño narrativo, que incluyó entrevistas semiestructuradas individuales, grupos focales y talleres, conocieron las historias de vida de 412 maestros con quienes indagaron cómo las afectaciones originadas por el conflicto armado han influido en sus prácticas pedagógicas en escuelas urbanas y rurales.
“En medio del conflicto armado han sido los maestros los que han estado al frente de esa situación. Muchos académicos han referenciado a la educación como el camino para llegar a entornos pacíficos que den solución a esas situaciones conflictivas. En ese escenario fue que se enmarcó este proyecto. En su desarrollo conversamos en grupo con los maestros e hicimos talleres para reconocerlos, y que a su vez, ellos se pusieran esa camiseta de exaltarse a sí mismos como protagonistas de este proceso en el que se han convertido en constructores de paz”, comentó la docente Ávila Zárate al momento de explicar la justificación del proyecto.
Afectaciones y transformaciones de los maestros
Los hallazgos presentados por las investigadoras fueron divididos en dos principales: afectaciones por el conflicto armado en las vidas personales y laborales de los maestros, y transformaciones en las aulas con miras a emplear la pedagogía como herramienta para la superación de hechos violentos.
Según lo encontrado a partir de los testimonios, las principales afectaciones identificadas se reúnen en dos grupos: 1. contextuales y 2. psicológicas y emocionales. Entre las contextuales se incluyen la desaparición, secuestro y asesinato de profesores, el desplazamiento forzado que algunos han experimentado, los altos niveles de deserción de estudiantes, el difícil acceso a las escuelas rurales, y el cierre forzoso de algunas instituciones por amenazas enmarcadas en el conflicto.
En cuanto a las psicológicas y emocionales, el análisis de las entrevistas arrojó que la afectación predominante es la constante sensación de inseguridad, que se manifiesta en emociones como miedo, ansiedad e incertidumbre aún cuando la actividad de los grupos armados ha disminuido en los últimos años.
“Una de las maestras que entrevistamos nos decía que en este momento ‘estamos viviendo una calma tensa’. Esa frase define la sensación de bienestar momentáneo que no tiene una garantía respecto a lo que puede pasar más adelante, y eso es algo que comparten muchos de estos docentes. Ellos nos manifestaban que sienten que realmente no estamos en una etapa de posconflicto porque el conflicto continúa, y por eso es algo que nos compete a todos”, explicó la investigadora postdoctoral Aristizábal Becerra.
Respecto a las transformaciones, se destacan acciones pedagógicas implementadas por los docentes como el reforzamiento de la enseñanza de la memoria histórica y de valores como la tolerancia, el fomento de la resolución pacífica de conflictos entre los alumnos, el trabajo en equipo y el acompañamiento a las familias para llevar las iniciativas de paz a los hogares.
“Un maestro no solo carga implementos para sus clases, también carga consigo una historia que hace parte de lo que transmite a sus estudiantes. El conflicto armado ha movilizado a los maestros, pero los maestros nos han movilizado a nosotras. Con este proyecto hemos podido acercarnos a estas realidades y después de eso ya no somos las mismas, así como los maestros tampoco son los mismos después de esas experiencias. Nos inquietó mucho cómo ellos han podido seguir enseñando sobre la paz en zonas altamente conflictivas. Y ellos mismos nos respondieron que “nadie puede dar la paz que no tiene’, que fue otra frase que nos marcó mucho”, manifestó Aristizábal Becerra.
En este evento de cierre, las investigadoras además presentaron dos entregables que reúnen los hallazgos del trabajo de campo. Por un lado, una cartilla digital que fue construida teniendo como base las propuestas de enseñanza de paz de los maestros entrevistados. En esta se plasma una ruta de desarrollo hacia ambientes pacíficos compuesta por actividades orientadas a la creación de entornos positivos en las aulas de clase. La cartilla puede ser consultada en este enlace.
El segundo entregable se trata de un documental que muestra los diferentes lugares recorridos en el desarrollo del proyecto así como algunos de los testimonios recogidos.
La voz de los constructores de paz
Debido a las largas distancias entre Bucaramanga y los municipios recorridos por las investigadoras, solo una de los 412 docentes participantes del proyecto pudo asistir de forma presencial al evento. Se trató de la maestra Miriam Sanabria, proveniente del municipio de Arauca quien fue rectora de una de las escuelas visitadas durante la época más fuerte del conflicto en dicha zona..
Su esfuerzo por desplazarse por los más de 400 kilómetros que hay entre ambas ciudades fue reconocido con la entrega de un diploma especial que recibió en nombre de los maestros vinculados al proyecto. Dicho reconocimiento destaca además “su labor en la construcción de paz desde la educación y su compromiso con la promoción de valores que conducen a la transformación de generaciones hacia una cultura de paz perdurable”.
“Nosotros los docentes somos los que tenemos que desarrollar esta tarea para lograr la paz de nuestro país y del mundo que tanto necesitamos. Invito a los niños, a los jóvenes y a los maestros que aún no se involucran a que trabajemos en este tema, porque si no somos capaces de conseguir la paz, no estamos haciendo nada. No es fácil pero no podemos decir que no lo vamos a lograr, hay que seguir luchando”, afirmó la docente luego de la entrega de su reconocimiento.
Puede revivir el evento de cierre de este proyecto de investigación en este enlace.